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Deportes

El partido contra el Mallorca, una ‘final’ para Fazio

Botía, con cinco amarillas, dejará una plaza vacante en la zaga que el argentino intentará aprovechar.

el 08 oct 2012 / 21:07 h.

Fazio celebra su gol al Getafe.

La vida ha cambiado como por arte de magia, una vez más, para Federico Fazio. El argentino, que había puesto fin a un largo calvario de lesiones, comenzó la temporada siendo titular, aunque su sonrisa ha durado poco; prácticamente un suspiro. Por eso, ahora que su nombre aparece señalado ante la esperada sanción a Botía, con cinco cartulinas amarillas, el espigado futbolista afronta el choque contra el Mallorca como si de una final se tratara. Se juega mucho.

Fazio fue titular en las dos primeras jornadas de Liga. Primero, ante el Getafe, partido en el que incluso marcó uno de los dos goles que permitieron al Sevilla ganar a los madrileños en el Sánchez-Pizjuán. No pudo comenzar mejor la temporada el argentino, un jugador que no es goleador pero cuyo potencial físico sí le permite tener ventaja sobre el rival en muchas acciones del juego.

Todo cambió en Los Cármenes, frente al Granada. Allí, el Sevilla sufrió de lo lindo en la primera parte y Míchel decidió relevar al futbolista bonaerense en el descanso. Botía ocupó su puesto y desde entonces el murciano se ha hecho indiscutible en los planes del técnico.

Fazio no ha vuelto a jugar. Lleva cinco jornadas consecutivas sin ser alineado. Incluso, llegó a quedarse fuera de las convocatorias posteriores a ese choque de Granada por culpa de unas molestias. Luego, el argentino regresó, aunque sólo pudo ver los partidos del Sevilla desde el banquillo de suplentes.

Ahora, a la espera de que el Comité de Competición imponga un encuentro de suspensión a Botía por acumulación de amonestaciones, Fazio sabe que tiene una buena oportunidad de demostrar que hay que contar con él. Será, salvo sorpresa, frente al Mallorca, un choque en el que el Sevilla jugará con la urgente necesidad de ganar tras sus dos derrotas. Y no será fácil para el argentino, un jugador cuyos errores nunca pasan desapercibidos y que, como otros, juega a veces con el murmullo de buena parte de la grada sobre su espalda.

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