El pendón de Carmona está maltrecho, y lo está por el mero hecho de que este símbolo se remonta nada menos que al siglo XV. Ahora el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) ha aceptado restaurar la enseña y asegurar su conservación al menos durante otro puñado de siglos.
El estandarte es una de las mayores joyas del patrimonio histórico y sentimental de la localidad, y se encuentra ya en el IAPH para su restauración. El paso del tiempo han provocado que el pendón de Carmona presente un lamentable estado, por lo que este organismo cultural ha tomado cartas en el asunto para asegurar su conservación.
Más de cinco siglos han pasado por los bordados de este estandarte desde que precediese los batallones cristianos de Carmona en las guerras contra los musulmanes, que no acabaron en España hasta 1492.
Desde entonces muchos han sido los lugares por los que ha pasado el paño que representa el honor de la ciudad y muchas las devociones que ha levantado.
Hasta hace una década esta insignia era sacada en procesión todos los meses de septiembre con ocasión de la romería de San Mateo.
Con esta celebración se conmemora la conquista de Carmona en 1247 -un año antes que Sevilla- por el rey de Castilla Fernando III el Santo. Desde finales de los años 90 ha permanecido guardado en un almacén del Ayuntamiento de la localidad bajo las indicaciones del IAPH.
Tras numerosas peticiones por parte del gobierno local (PSOE), la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta anunció una intervención que esperan los vecinos de la localidad más celosos de su pasado milenario. Para ello se destinarán más de 30.000 euros.
Una vez realizados los estudios previos, el IAPH ha confirmado el alto grado de pérdidas en los bordes del pendón. Hilos sueltos, bordados perdidos, así como los efectos de restauraciones mediocres y añadidos posteriores han distorsionado la forma original de la pieza.
Su uso en festividades civiles y militares han favorecido también su exposición a los agentes externos, manipulaciones y almacenajes inapropiados.
Cuando finalicen los trabajos de restauración, el pendón o estandarte histórico de Carmona será envuelto en una tela semitransparente que permitirá la visión de los tejidos originales a la vez que los preserva.
Un lucero central conforma la parte principal de la pieza. Este símbolo se ha mantenido hasta nuestros días como emblema de Carmona. Los bordes están formados por castillos y leones bordados, mal conservados.