Cultura

El perfil: una voz interior

el 29 sep 2009 / 20:55 h.

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Desde la atalaya de su edad, José Antonio Muñoz Rojas ha visto discurrir ante él la fiebre vanguardista de los años veinte, la poesía "entre pureza y revolución" de los treinta, la oposición entre garcilasismo y tremendismo de los cuarenta, el socialrealismo y las estéticas que se abren hacia el medio siglo, las poéticas del 68, la poesía figurativa y la minimalista...

Él ha atravesado un siglo bebiendo en todas las fuentes, pero sin que los influjos hayan empañado el timbre de su voz: una voz interior, matizada, pronunciada como entre paréntesis. Eterno y ninguneado candidato al Cervantes, cada año parece que su no concesión al poeta malagueño va a ser la definitiva, pues cada año parece que no llegará a la próxima elección. Como así ha sido, después de casi cien años empeñado en esta tarea extraordinaria que es la vida.

Pese a su edad el poeta ha vivido una senectud prolífica y según muchos es la mejor etapa de su producción. Pero vayamos por orden: perteneciente al grupo de poetas neorrenacentistas, José Antonio Muñoz Rojas fue fundador, junto a José Antonio Maravall, Leopoldo Panero y José R. Santeiro, de la Nueva Revista, al tiempo que mantuvo contactos con varios poetas de la Generación del 27.

Junto a Vicente Aleixandre, Ridruejo, Rosales, y el resto de grupo de amigos, participó en la revista Escorial, así como en Cántico -fundada por su amigo Pablo García Baena- y El Correo Literario, esta última fundada por Leopoldo Panero.

Su obra poética comienza en 1929 con Versos del retorno y continúa con el poemario Ardiente jinete, con el que en 1934 obtuvo el tercer premio del Certamen Nacional de Literatura.

El canto de lo cotidiano, la importancia de la palabra poética y la expresión de lo auténtico es lo que caracteriza su obra a partir de 1939. De 1942 son sus Sonetos de amor por un autor indiferente, poemario al que siguieron: Abril del alma, 1943; Cantos a Rosa, 1955; Lugares del corazón en nueve sonetos que lo celebran, 1962; Antequera, norte de mi pluma y Salmo, de 1970.

Autor también de obras en prosa, destacan: Historias de familia, 1945; Las cosas del campo, 1953 y Las musarañas, de 1957, entre otras. En 1979 publicó Cuentos surrealistas, un compendio de 13 relatos, y de 1989 es el volumen Poesía 1929-1980, una recopilación de todo su trabajo lírico que inauguró la colección Ciudad del Paraíso.

Amigos y maestros, de 1992; Dejado ir: estancias y viajes, 1995; y Ensayos anglo-andaluces, de 1996, son otras obras del escritor malagueño.

Traductor y estudioso de poetas ingleses, es también autor de varios libros de derecho, de viajes y de memorias. De 1994 es el relato autobiográfico La gran musaraña: Memorias y de 1997 el poemario Objetos perdidos, con el que puso fin a la trilogía compuesta por Ardiente jinete (1934) y Cantos a Rosa (1955), y con el que el 11 de noviembre de 1998 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por el Ministerio de Cultura.

En febrero de 2002 publicó Entre otros olvidos, un poemario en el que el escritor malagueño recoge los textos escritos en los últimos tiempos. Ese año, el 28 de mayo, fue galardonado con el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana -el galardón más prestigioso del género en lengua española- por el conjunto de su obra y en marzo del pasado año 2007 fue distinguido en la decimotercera edición de los Premios Andalucía de la Crítica por la obra El comendador.

José Antonio Muñoz Rojas, Hijo Predilecto de Andalucía, fue galardonado con la Medalla de Oro de la ciudad de Antequera y la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.

En 2009, fecha de la celebración del centenario del nacimiento del escritor, la Junta de Andalucía declaró al poeta malagueño Autor del Año, junto a Antonio Machado. Los actos de celebración de esta efeméride continuarán como homenaje a uno de nuestros poetas más ilustres.

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