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El placer (ejem) de la lectura

El aparataje erótico de '50 sombras de Grey' sale a la venta online gracias a Rosa Ramírez, una vecina en paro de Coria del Río que decidió buscarse la vida cuando la echaron del banco.

el 27 nov 2013 / 20:18 h.

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15316189Los puristas de la literatura que gustan de despotricar contra los libros de moda están de enhorabuena: gracias a una joven vecina de Coria del Río llamada Rosa Ramírez, esa vieja cantinela de que la gente se meta los best-sellers por donde le quepan se puede materializar. Y al parecer, con bastante fruición, para lo que viene siendo un insulto. Rosa (economista en paro, con marido y tres hijos) ha montado una tienda online que vende los artículos sexuales oficiales (los extraoficiales, que se los metan por donde les quepan) de la serie editorial 50 sombras de Grey. ¿Marketing? ¿Merchandising? ¿Branding? ¿Follisquing? Está por ver el palabro inglés que se le adjudica al asunto este, pero de momento el negocio es la sensación (literalmente) del mercado nacional e hispanoamericano. Porque hasta allí de lejos llegan los ardores, empujados por la corriente del golfo y por la de la golfa, en sus idas y venidas. Es lo bueno de internet: que te pica en Coria y te rascas en la Pampa, que te excitas con un libro y te desfogas por correo. “El de este tipo de artículos era un mundillo que siempre ha sido un poco clandestino; donde había mucho pudor y... como que no estaba muy bien visto. Ahora, gracias a estas novelas, se está popularizando mucho y la gente cada vez se corta menos”, dice Rosa. Para quien no esté muy puesto en narrativa erótica, 50 sombras de Grey y sus dos secuelas vienen a estar de voltaje más o menos como el transformador de la Estrella de la Muerte en pleno agosto. Un no parar. Y además, que nadie lo confunda con Stendhal: el relato viene con un lenguaje de lo más explícito y sofisticado: esposas, consoladores, antifaces, fustas… La dueña del negocio, muerta de risa, dice: “Mis hijos se creen que lo que vendo son artículos para la policía”. Pues sí, lo que le faltaba al movimiento 15M. Rosa Ramírez trabajaba en un banco y la echaron. Fue justo cuando los despidos empezaron a llevarse mucho. “Aprobé las oposiciones, pero no conseguí plaza. Entonces estuve trabajando de interina cubriendo bajas. También he trabajado haciendo tareas administrativas en una empresa del sector de la construcción, en otra de formación, de seguros…” Y claro, de estar de peonza en el mercado laboral a vender artículos para la práctica del sexo sadomaso no había nada. Era como ir del caño al coro y del coro al caño; una consecuencia lógica, el pasar de lo uno a lo otro. No es que se forre vendiendo consoladores y pinzas ajustables para pezones, pero no le pierde dinero y a veces incluso le saca alguna ganancia curiosa. “Las navidades son una época muy buena”, dice la propietaria. Ande, ande, ande, la Marimorena. Pero más allá del turrón, de la zambomba y de la misa del gallo, cualquier momento es bueno. De entre el catálogo de sus productos uno que llama mucho la atención es la crema calmante postazotador (el azotador se vende aparte). Señala el prospecto que este potingue está muy bien porque, al tratarse de un producto específico para el tema sexual, una vez aplicado en la zona vapuleada se puede seguir atizando y disfrutando con el resto de utensilios del placer. Dice Rosa que “son artículos sin estridencias, no como esas cosas que se ven por ahí” un tanto ordinarias y chabacanas. Nada de eso. Así, a primera vista, el catálogo tiene un cierto aire chill out. Todo muy pulcro, muy blanco y negro, muy elegante (en particular, las máscaras). Impone respeto. Quizá de ahí el puntito policiaco de la cosa. Es lo que hay. Podría haber intentado lo mismo con La dama de las camelias y haberse puesto a ofrecer miriñaques, polisones y corsés online. O tal vez, haber tirado por Ensayo sobre la ceguera y repartir propaganda electoral. Pero no: optó por Grey y sus sombras. Y habló personalmente con su autora, Erika L. James. “Los libros me gustaron. Vale: no es literatura de culto. Pero tampoco es solo marketing: ahí está Ken Follet.” Y tiene razón Rosa: ¿acaso es un negocio vender catedrales góticas por correspondencia? No y no. Hay best-sellers y best-sellers. Ahora, encima, quiere introducir en la lista lencería y vinos californianos de la marca 50 sombras de Grey. Está por ver si alguno de estos productos desbanca del primer puesto al microvibrador punto G, pero el caso es abrir caminos. Y http://www.tienda50sombrasdegrey.com/ los abre, los abre. Los abre que da gusto.

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