Nueva guerra política entre PSOE y PP. Ahora por el tráfico. La decisión del Gobierno de limitar a 110 kilómetros por hora la velocidad en autopistas y autovías a partir del 7 de marzo para ahorrar petróleo -a causa de la crisis en Libia- ha vuelto a provocar un cruce a acusaciones y reproches mutuos entre los dos grandes partidos del país.
Tras el rechazo de los populares a esta medida, el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, calificó ayer de "frikis y anarcoides" a los dirigentes del Partido Popular por criticar esta metida, que según el Ministerio de Industria ahorrará 1.400 millones de euros anuales a las arcas públicas. Durante un acto del PSOE en Sevilla, José Blanco, criticó que el PP se oponga de nuevo "ante una medida provisional".
Para el ministro, los populares realmente son unos "irresponsables porque irresponsable es en este momento no apoyar provisionalmente una medida que tiene como objetivo ahorrar energía, abaratar los costes para el consumidor, y que, en definitiva, es imprescindible para España".
La réplica del PP llegó por parte de la secretaria general el partido, María Dolores de Cospedal, quién rechazó las palabras de Blanco y afirmó que "ser un friki" es que la reforma energética del Gobierno sea "la de las bombillas, las corbatas y ahora reducir la velocidad a 110 kilómetros por hora" en autopistas y autovías. En la misma línea, Cospedal criticó la "medida estrella" del Gobierno "después de llevar dos años y medio hablando de reforma energética", para la que, ha dicho, hubieran contado con el apoyo del PP "si hubieran querido". De esta forma, defendió que su partido haya señalado "algo que es obvio", que reducir la velocidad en autopistas y autovías es "una ocurrencia" y "una improvisación más del Gobierno".
Igualmente, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, expresó ayer su "sorpresa" con la medida adoptada por el Consejo de Ministros de reducir la velocidad, y censuró que no la hubiese consultado "con nadie" antes de adoptarla.
es transitoria. Sin embargo, el vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, insistió ayer en que la medida es "excepcional" y "transitoria" para ahorrar en la factura petrolífera que paga España, ya que, de subir "mucho", puede acabar "comprometiéndose nuestra recuperación económica, y eso es algo que no nos podemos permitir".
En declaraciones a los periodistas, Rubalcaba insistió en que se trata de una medida "excepcional" que responde a una "situación excepcional", ya que el precio del petróleo se está incrementando y, por eso se pide a los ciudadanos "un esfuerzo y cierto sacrificio", que se traduce en que vayan más despacio en las autovías y en las autopistas, reconociendo que así "van a tardar más" pero también que van a "ahorrar". Tras descartar que la medida responda a un problema con las reservas de petróleo quiso que no es la primera vez que se aplica esta medida ya que la realizó y "con éxito" Estados Unidos durante la crisis del petróleo ocurrida en 1973.
Finalmente, Rubalcaba avanzó que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, se reunirá esta próxima semana con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y con las comunidades autónomas, porque "hay otras medidas que se pueden adoptar y que afectan al conjunto de las administraciones públicas", siendo el objetivo de todas ellas el de "ahorrar petróleo y, en definitiva, bajar nuestra factura petrolera".
Por último, el presidente de la Fundación Iberdrola, Manuel Marín, aseguró que la reducción "algo hará" para contener los precios del petróleo, si bien advirtió de que tendrá que estar acompañado con un plan energético para los próximos 50 años.
En una entrevista en la Cadena SER recogida por Europa Press, Marín resaltó que la nueva medida anunciada por el Gobierno "sólo podría funcionar si hubiera otras", enmarcadas en un modelo "estable". "Dentro de ese modelo tendría que haber un capítulo de eficiencia energética y, dentro, el ahorro que incluiría el transporte y hogares, que son los más costosos", señaló.
