El presidente del PNV, Íñigo Urkullu, criticó ayer con motivo del Alrderdi Eguna (día del partido) que el PSE y el PP se hayan "puesto de acuerdo" para que "Euskadi no les dé problemas y sea una comunidad más en España".
Por primera vez en su historia, este acto político lo celebró el PNV en la oposición, por lo que no hubo la tradicional intervención del lehendakari y sólo se produjo la del presidente del partido. Éste criticó el "matrimonio de conveniencia" de socialistas y "populares" que llevó a Patxi López a Ajuria Enea, el "pacto de las vascongadas", recalcó.
El presidente del PNV añadió que el "frente PP-PSE ya no se oculta" y, además, lo quieren llevar a los ayuntamientos y diputaciones tras las elecciones de 2011. Por este motivo, Urkullu avanzó que "no tienen programa de Gobierno en Euskadi", sino que el programa para Euskadi "lo tienen en España". Así, advirtió que con el acuerdo entre socialistas y populares para dar mantener el Gobierno Vasco estos partidos "van a debilitar Euskadi, van a diluir Euskadi porque quieren armonizar con el Estado".
Tras acusarles de que "no defienden Euskadi", Urkullu añadió que "desalojar al nacionalismo liderado por el PNV del gobierno de las instituciones" fue lo que permitió la unión "de los contrarios". Pese a esto, anunció que su partido va a mantener "sus señas de identidad: la responsabilidad, la estabilidad institucional y la defensa de Euskadi". En este sentido, aclaró que cuando el PNV pacta no es porque sí, sino por "responsabilidad institucional y por Euskadi".
Respecto a ETA, Urkullu la definió como "la tragedia nacional de Euskadi, la tragedia de la nación Euskadi", porque "la violencia es destrucción, con ella no se conseguirá nada".
Tono melancólico. A Urkullu le respondió desde el PP el portavoz popular vasco, Leopoldo Barreda, quien aseguró ayer que el "tono melancólico" del discurso de Urkullu demuestra que los jeltzales mantienen "una permanente identificación de lo vasco con lo nacionalista y del nacionalismo estrictamente con el PNV".
El portavoz explicó que las palabras de Urkullu tienen "un tono melancólico", con "una especie de tristeza" de un partido que "no acaba asimilar su nueva posición como oposición en el Parlamento vasco después de 30 años de poder". De igual forma, consideró que el problema no se trata de las preferencia del PP o del PSOE sino que "simplemente los vascos han determinado una nueva mayoría en las urnas".
