Tras siete años de espera como asociación de fieles, el barrio del Polígono Sur cuenta desde el pasado 2 de octubre con una agrupación parroquial, último trámite para lograr erigirse el día de mañana en hermandad de penitencia. Con sede en la parroquia de Jesús Obrero, la nueva agrupación de Sal y Luz cuenta con algo más de 500 miembros en su nómina que abonan una cuota mensual de 2 euros.
Sus orígenes se remontan al año 1992, cuando un grupo de chavales vinculados al oratorio salesiano de Jesús Obrero decidió organizar una cruz de mayo, según relata el delegado parroquial de la nueva agrupación, Santiago Mosquero. Esta corporación da culto al Señor de la Bendición y a la Virgen de la Esperanza en su Soledad. Ambos procesionan en el único paso de la cofradía, un conjunto procesional, obra de Juan Antonio Blanco Ramos, que representa la cuarta estación del Viacrucis, el encuentro de Jesús con su Madre en la Calle de la Amargura.
Fue en el año 2011 cuando pudieron estrenar el misterio al completo en la que fue su última salida en el sábado anterior al Domingo de Pasión. Desde este 2012, la corporación ha fijado su salida en la tarde del Viernes de Dolores, si bien la lluvia abortó este año su recorrido por el barrio.
Fue el pasado viernes cuando los responsables de esta corporación recibieron de manos del delegado diocesano de Hermandades, Manuel Soria, el decreto firmado por el vicario de la Archidiócesis, Teodoro León, con su nombramiento como nueva agrupación parroquial, documento fechado del pasado 2 de octubre.
Según marca el régimen interno de la corporación, las cuotas de los hermanos repercutirán íntegramente en la parroquia, de tal modo que "un 50% de las mismas se destina a la Cáritas parroquial, un 25% a juventud, y otro 25% a formación y cultos", detalla Santiago. De ahí que el escaso patrimonio que atesora la cofradía se haya logrado a través de rifas, tómbolas y aportaciones voluntarias. "El paso de misterio se está haciendo poco a poco en el taller propio de carpintería. No hay prisas por acabarlo. Tenemos un carpintero que, una vez que finaliza su trabajo, se viene para formar a un grupo de chavales. Ellos son los que están haciendo el paso poco a poco".
Incardinada en un "barrio especial" con más de 60.000 vecinos, la nueva agrupación ni siquiera se ha parado a pensar en cómo serán las túnicas de sus nazarenos el día en que puedan llegar a ser hermandad. "Una vez que se acabe el paso de misterio y Palacio nos pida unas Reglas ya habrá tiempo de pensar en esas cuestiones y en si queremos incorporar un segundo paso con otra dolorosa titular bajo palio".
Y aunque por ahora es mera elucubración, Santiago no cree que la lejanía geográfica de la Catedral sea un impedimento para que el día de mañana la primera cofradía germinada en el Polígono Sur pueda acudir al primer templo metropolitano.