“Damos dos pasos adelante y uno para atrás. Pero así al menos avanzamos”. De esta forma resume el comisionado del Polígono Sur, Jesús Maeztu, la situación del barrio, el día en el que se conseguía uno de esos simbólicos avances: el inicio de las obras de soterramiento de 150 contenedores de basura gracias al Plan Urban, que implica una inversión de 1,2 millones de euros y que estarán en funcionamiento antes de final de año. Una iniciativa relevante por su impacto visual y ambiental, pero sobre todo porque supone un nuevo acercamiento de esta zona al resto de la ciudad –es el mismo sistema que se ha implantado en la calle Asunción con un modelo que facilita tanto el vertido como la recogida de los residuos–.
De ahí la presencia del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, del primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos, y del delegado de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, en un acto al que acudieron varios vecinos que respaldaron con su presencia ese pequeño paso adelante al que se refería Maeztu. El escenario escogido fue el cruce entre la Avenida de Las Letanías y la Ronda de Nuestra Señora de la Oliva.
Y no es el único paso. El alcalde de Sevilla incidió en las actuaciones llevadas a cabo para derribar construcciones y patios ilegales –que cifró en más de 172 desde 2004– en el Polígono y avanzó la creación de una oficina de Urbanismo junto al antiguo centro de Las Letanías para facilitar la labor del comisionado. Además, según anunció el propio regidor, en los próximos días la Delegación municipal de Innovación contactará con vecinos y asociaciones para que propongan nombres de personas y entidades relevantes que sirvan para designar las calles de la zona que aún carecen de un nombre.
Pero también hay pasos atrás. Uno de los más grandes se produjo tras el tiroteo que obligó a decenas de familias procedentes a su vez del desalojo del asentamiento de Los Bermejales de un clan familiar a huir del barrio y montar un asentamiento chabolista bajo el puente de San Juan, ante el temor de una venganza por parte de los familiares de un joven de 17 años que falleció por una bala perdida. Tras varios meses, y ante la imposibilidad de encontrarles otra ubicación, regresaron: “Estábamos convencidos de que no iban volver, pero desgraciadamente no se pudo producir el acoplamientos en otras zonas, había distintas opiniones sobre la formación de ghettos y en esta incertidumbre volvieron, salvo dos familias que se han ido. Tenemos un plan de seguridad en el que participan la Policía Nacional, la Autonómica y la Policía Local, con medidas para reducir el absentismo escolar que hemos conseguido bajarlo de casi el 40% al 14. Pero la situación no ha empeorado tras su llegada, salvo por la intranquilidad de otras familias que creían que no iban a volver”, explicó Jesús Maeztu. Estas familias volvieron además a viviendas de las que, en muchos casos, no eran ni siquiera propietarios, ya que pertenecían a la Consejería de Vivienda. Durante semanas se estuvieron buscando soluciones para estas familias estudiando caso a caso su situación y las posibles soluciones.
