Un gran edificio blanco con acabados metálicos que transparenta el color albero de su interior, donde un auditorio, talleres de música y danza, aulas y salas de exposición aguardan al visitante. Un edificio que incluso podrá disfrutarse proyectando sobre la pared un cine de verano, que se verá desde fuera aprovechando como patio de butacas la gran explanada vacía del corazón del Polígono Sur, antes símbolo del barrio y hoy camino de desaparecer.
Es la apuesta de los arquitectos valencianos Primo Trullenque para la llamada Factoría Cultural, un cubo de 2.172 metros cuadrados que se licitará antes de final de año con un presupuesto de 2,1 millones de euros, para levantarse en siete meses. En un año, las Tres Mil Viviendas tendrán sus ansiadas instalaciones culturales, financiadas en un 70% por Fondos Feder y en un 30% por el Ayuntamiento de Sevilla.
El edificio, cuyo proyecto de ejecución se entregará en poco más de un mes, sustituirá al ambicioso coliseo multiusos que se diseñó para la explanada y que la crisis económica borró
del mapa. Su sustituto es más modesto, pero mantiene la misma filosofía: integrarse en el barrio de forma sencilla, sin chirriar, para ser un lugar en el que se sientan a gusto no sólo los artistas, sino también los vecinos que quieran acercarse al mundo cultural. Pero al mismo tiempo, sin renunciar a convertirse en "dinamizador" y "motor cultural" que tire de una parte de la ciudad casi siempre olvidada y lastrada por graves problemas socioeconómicos
y urbanísticos, donde la oferta de espectáculos e instalaciones para la cultura es nula. "Tiene que ser un orgullo para el barrio", resumió en su día el comisionado del Plan Integral para la Rehabilitación de la zona, Jesús Maeztu.El edificio intentará asentarse en el solar vacío de Martínez Montañés "interactuando y abriéndose" al barrio, según uno de su redactores, el arquitecto Robert Primo, que destaca que la idea de ser aglutinador del vecindario en torno a la cultura ya se entreveía en el lema que presentaron al concurso que ganaron a principios de mes: Café para todos (el proyecto se llamó Café Cultural hasta que por razones burocráticas se convirtió en Factoría Cultural).
Con paredes de granito blanco y "una piel de protección de plancha perforada", tiene una fachada de cristal traslúcido en la zona norte, la que mira al barrio, por lo que se puede apreciar en parte lo que ocurre dentro, como una invitación a acercarse. También era parte de la filosofía: debía conectar partes del Polígono cuyos vecinos no suelen convivir, dando excusas para el encuentro. Porque si Sevilla suele desconfiar del Polígono Sur, también los barrios lo hacen unos de otros, provocando el aislamiento entre las distintas zonas. El gran espacio vacío que hay en medio de Martínez Montañés acentúa esa distancia, y este edificio debe evitarlo.
En la fachada sur, que da al descampado, el bloque se protege del sol con lamas ya que trata de ser sostenible y de mantenimiento económico. Como se pidió que el solar vacío formara parte del proyecto, los arquitectos han previsto un cine de verano proyectado en la pared, que da un uso sencillo y barato a la explanada.
La planta baja será la más pública, con la recepción, un vestíbulo, el auditorio, zona de exposiciones, cafetería y otras instalaciones de uso general. En la primera planta se accederá a la parte alta del auditorio, la sala de conferencias y aulas y talleres polivalentes de música y danza. En la segunda habrá aulas y talleres y el sótano será un garaje subterráneo.