El PP andaluz cierra filas para frenar la hemorragia interna

José Luis Sanz se retira de la carrera sucesoria y apoya a Moreno Bonilla.

el 12 feb 2014 / 11:56 h.

zoido-pp-aUn comunicado desde la sede del PP andaluz a pocos minutos de que Juan Manuel Moreno Bonilla presente sus avales ha constatado el cierre de filas en el partido. El secretario general del PP-A, José Luis Sanz, comunica su retirada de la carrera sucesoria con una llamada a la unidad y mostrando su respaldo al elegido por Mariano Rajoy. Era lo previsible en un partido donde la disciplina interna es marca de la casa y las batallas internas asustan. Sanz ha sido parco en palabras pero generoso en su gesto político. En la nota, el número dos de los populares andaluces se muestra convencido de la capacidad de Moreno para liderar el partido e insiste en que “todo el partido aunará esfuerzos y estará volcado en el objetivo común de gobernar en Andalucía”. Desde la cúpula andaluza admiten que un congreso a dos hubiera roto el partido en trozos difíciles de recomponer. El pronunciamiento de Sanz despeja el escenario del próximo congreso del PP-A, que se celebrará en Sevilla los próximos días 1 y 2 de marzo. Habrá una única candidatura. Poco antes también el todavía presidente del partido en Andalucía, Juan Ignacio Zoido, mostraba su apoyo a Moreno Bonilla y dejaba entrever que no habría más de un candidato en el cónclave popular. El PP andaluz camina hacia su congreso aceptando la directriz de Rajoy y conjurado para alejar guerras fraticidas. Se abre un nuevo capítulo en la disparatada carrera por elegir al sucesor de Zoido. Sanz asume que no era el favorito de Génova, pese a que desde el primer momento se había postulado y había recibido el respaldo de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que sale desautorizada en esta operación política. El también alcalde de Tomares (Sevilla) no asumirá el riesgo de plantar cara a Moreno Bonilla aunque llevaba meses buscando apoyos internos y en las últimas semanas había logrado los avales suficientes para aspirar a liderar el PP-A, según su entorno se encargó de remarcar ayer. Sanz es el gran damnificado de una sucesión que deja a la vista que las decisiones se adoptan desde Madrid y Rajoy marca el rumbo. Había sido señalado como el favorito por Zoido y estuvo a punto de presentar oficialmente su candidatura hasta en tres ocasiones. La primera a finales de noviembre, cuando Zoido anunció formalmente su retirada. Rajoy mandó frenar y pospuso el relevo hasta “después del turrón”. La segunda vez que Sanz iba a dar el paso fue en la antesala de la convocatoria oficial del congreso regional, la semana pasada. De nuevo, el presidente del Gobierno lo paró en seco y ordenó que se convocara un congreso abierto sin señalar ningún candidato. La última vez fue el pasado lunes, cuando la indefinición de Rajoy había instalado en el partido un escenario de inestabilidad insólito y había hundido al PP andaluz en el desconcierto. Finalmente el líder del PP sorprendió a todos mostrando su apuesta por Moreno Bonilla, desbaratando los planes de la dirección andaluza y de la propia Cospedal. El por qué Rajoy no quería a Sanz es una incógnita aunque son muchas las teorías. El Ayuntamiento de Tomares (Sevilla) está inmerso en una investigación judicial por un caso de presunta prevaricación por el que están imputados tres ediles del PP. Hay voces que indican que si Sanz aún no está imputado es porque en su condición de aforado como senador el caso debería de irse al Tribunal Supremo. El regidor tomareño niega absolutamente que el caso exista y habla de una “denuncia política”. Las encuestas tampoco le han sido favorables, admiten en el PP-A. Lo señalan como un político hábil y sensato pero con poco carisma mediático y muchos creen que no habría sido capaz de plantar cara al ciclón político de la socialista Susana Díaz. La candidatura de Sanz también ha sido víctima de las luchas de poder internas en el partido. Pugnas que trascienden el ámbito andaluz y llegan al mismo corazón de Génova. El histórico líder del PP andaluz, Javier Arenas, no ha asumido su retirada y desde la calle San Fernando le atribuyen movimientos de última hora en contra de Sanz que han desestabilizado la carrera sucesoria. Arenas demuestra que sigue estando políticamente muy vivo y que conserva gran parte de su influencia sobre las decisiones de Rajoy. El andaluz ha ganado el pulso que libra históricamente con Cospedal, otra de las grandes damnificadas en este proceso lleno de sobresaltos y disgustos para los populares andaluces. Pero sobre todo, desde el PP señalan la influencia de Soraya Sáenz de Santamaría, que habría apostado por Moreno Bonilla, político de su círculo de confianza, y que ha sido capaz de convencer a Rajoy de que era la mejor apuesta. De paso, la vicepresidenta se marca un importante tanto político en su disputa con Cospedal, con quien también –como Arenas—tiene muchas diferencias internas. Con la retirada de Sanz, el PP de Sevilla –que estará a punto de ofrecer también su apoyo a Moreno Bonilla como han hecho ya el resto de líderes provinciales—pierde. Desde otras provincias estaban molestos con la influencia que había cobrado el PP sevillano bajo el liderazgo de Zoido y cada vez que tenían oportunidad recordaban que esta provincia es la que aporta los peores resultados electorales al partido. Ganan el PP de Málaga, que indisimuladamente y desde el principio tenía en Moreno Bonilla su carta ganadora, y el PP de Cádiz, donde Antonio Sanz –mano derecha de Arenas—ha maniobrado también en contra de José Luis Sanz. Ahora toca el equilibrio de poderes internos y cerrar heridas internas. No será fácil. El todavía secretario general del PP-A es un político querido dentro del partido y la forma en que Génova ha desacreditado su liderazgo ha dolido mucho a sus afines. Consideran que era innecesario someter al número dos de la dirección andaluza a este espectáculo. Todo apunta a que Sanz guardará silencio pero la hemorragia interna está ahí. Moreno Bonilla tiene por delante el reto de contentar a todos al elegir al número dos o decidir sobre cargos tan importantes como la portavocía del Parlamento, que será el altavoz desde el que el PP-A plantará cara a la presidenta de la Junta. El malagueño, número dos del Ministerio de Sanidad, no es diputado andaluz y no tiene espacio en la Cámara autonómica. Para muchos en el propio PP, Sanz es la víctima de una operación política en la que Madrid no ha sido suficientemente generosa con Andalucía y en la que se ha dejado entrever que el partido, sacudido por escándalos tan dolorosos como Gürtel o el caso Bárcenas, es mucho menos sólido internamente de lo que presume. Ahora queda por ver si el alcalde de Tomares se retira a su ayuntamiento o sigue en el organigrama de la calle San Fernando. A ningún político le gustaría hoy estar en su piel y desde su entorno todo son signos de respeto y agradecimiento porque es él quien realmente ha pilotado la transición y se ha encargado internamente del partido en el último año. La política es en ocasiones dolorosa y para Sanz estos últimos días serán sin duda injustos, amargos y difíciles de olvidar.

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