En la segunda jornada de la convención nacional del PP en Sevilla no tocaban ya ni los discursos triunfalistas, ni las fotos que muestran reconciliaciones ni el espaldarazo a quienes en unos meses se juegan todo en las urnas. Era el turno de fijar el armazón ideológico y de concretar las propuestas que ofrecerán al electorado en mayo. En esta tarea, los populares aprovecharon para hacer un guiño a sus bases más conservadoras con un duro discurso contra el aborto, la inmigración desordenada y la pérdida de los valores familiares. De todo ello culparon al PSOE.
Fue el portavoz del PP en el Parlamento europeo, Jaime Mayor Oreja -que representa al ala más tradicional del partido- quien hizo un llamamiento a recuperar los valores de la sociedad, como el derecho a la vida, porque, según dijo, España "no puede seguir abrazada a la cultura de la muerte, que es lo que el PSOE ha hecho en estos años". El PP se opuso desde el principio a la reforma de la Ley del Aborto y los sectores sociales más conservadores le piden que se comprometa a derogarla si gobierna. Precisamente en el marco de la convención la plataforma Derecho a Vivir ha demandado esto mismo al líder popular, Mariano Rajoy. Las declaraciones de Mayor Oreja escocieron a los socialistas, que instaron a Rajoy a rectificarle. "Es gravísimo. Se ha pasado de castaño oscuro", señaló el responsable de Política Autonómica del PSOE, Gaspar Zarrías.
Además de cargar contra el aborto, el PP hizo una encendida defensa de la familia en el foro Lo primero, las personas. Mayor Oreja aseguró que si queremos volver a "recuperar el norte," hay que hacerlo en el seno de la institución de la familia, "que debe ser central en el gran proyecto de regeneración democrática y moral de la sociedad". La vicesecretaria de Organización, Ana Mato, llamó a defender "sin complejos la institución natural de la familia", un ámbito que es el "refugio, el gran paraguas frente al drama del paro". También Rajoy situó a la familia como una "prioridad" para su partido porque siempre ayuda en los "buenos y en los malos" momentos. En el ideario del PP no podían faltar las críticas a la inmigración desordenada. El presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, desechó medidas "populistas y oportunistas" que den lugar a un proceso caótico que perjudique tanto a los inmigrantes como a quien los acoge.
Un día más, el debate sobre el Estado autonómico acaparó la convención. Los populares insistieron en su propuesta: el modelo debe "resolver sus disfunciones para ganar eficacia", hay que volver a los techos de gasto y a limitar el endeudamiento de las comunidades pero sin modificar "ni una coma y ninguna competencia". El portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, advirtió de que "está en juego la sostenibilidad de las administraciones", y propuso que sea la Cámara Alta la que canalice la cooperación y solidaridad entre las regiones.
Los populares volvieron a arremeter contra el PSOE. "Nunca hemos puesto en cuestión el modelo autonómico como perversamente nos achaca el PSOE", dejó claro García Escudero, para quien eliminar duplicidades y ahorrar no significa "despertar los demonios del centralismo". El presidente del PP de Canarias, José Manuel Soria, apostó por "redimensionar" el volumen de las administraciones que han engordado en época de bonanza. Los dirigentes populares criticaron varias veces el tamaño del sector público andaluz, pese a que el PP-A rechaza de plano la reforma del Ejecutivo de Griñán para adelgazar la administración. Soria afirmó que no es el momento de que las comunidades reivindiquen competencias, sino de que sean competentes. "A la gente no le interesa eso, sino encontrar trabajo".