Todo apunta a que, tras más de tres meses de revuelo, el Congreso que arranca hoy será el epílogo de una crisis cerrada. El PP respaldó sin fisuras al nuevo equipo elegido por Rajoy y en el seno del partido se palpa un ambiente de confianza en que el partido abra una etapa nueva y mejor.
Tras más de tres meses de hermetismo, Rajoy despejó todas las dudas y a los principales líderes del PP les gustó el desenlace final.
Considerada "una magnífica elección" por Gallardón, una "magnífica noticia" por Pío García Escudero y "una decisión acertada" por Francisco Camps, la de ayer es la primera decisión de Rajoy desde hace meses que convence a todos. Esperanza Aguirre, Daniel Sirera, Alberto Núñez Feijóo, Jorge Moragas, Ana Pastor... No hubo grietas, todos estaban de acuerdo en que el presidente del PP, esta vez, ha acertado.
A su lado, en la nueva dirección del PP que saldrá el domingo del Congreso, estarán no sólo De Cospedal sino también tres más de sus incondicionales: Arenas, Mato y González Pons.
Rajoy ha recuperado las Vicesecretarías, cargos con los que no contó el PP la pasada legislatura. González Pons, del sector valenciano, uno de los feudos populares más potentes, se encargará de Comunicación, funcionará como portavoz del partido. Ana Mato, que será vicesecretaria de Organización, manifestó ayer su "orgullo" y "agradecimiento" por la confianza que el presidente ha depositado en ella y defendió que el equipo de dirección es "magnífico".
Mientras tanto, Javier Arenas, nuevo vicesecretario territorial, es, para muchos, el que ha salido ganando con la renovación popular. Negociará los temas más importantes de la legislatura y trabajará con personas de su total confianza.
Con este equipo y como único candidato llega Rajoy al XVI Congreso Nacional del partido, que empieza hoy. En Valencia le esperan más de 3.000 compromisarios que, con toda probabilidad, le reelegirán como presidende del partido.
Tras una profunda crisis que ha desbaratado la credibilidad del partido, todos en el PP esperan que el cónclave culmine con una catarsis que apacigüe las aguas y consolide a la formación en el centro reformista.
