El desenlace de la sesión, que los socialistas plantearon con la intención de llegar al máximo número de acuerdos, y en la que PP e IU tenían diseñada una guerra abierta, fue así más que sintomático. No sólo de un Pleno, sino de todo un mandato. El PSOE llevaba por urgencia -pese a que el acuerdo llevaba casi dos meses listo y se le había pedido expresamente al concejal que entrara por ordinario- un acuerdo para que los funcionarios anteriores a 1993 dejaran de tener un seguro privado y pasaran a la Seguridad Social. La medida había sido aprobada por unanimidad política en el Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria. Incluido el PP. Pero entre los sindicatos hay división: los sindicatos profesionales -Sppme en Policía y SPB en Bomberos- rechazan el acuerdo que avalan UGT y CCOO. El PP decidió cambiar su voto y negar la urgencia. PSOE e IU necesitaban mayoría absoluta y Rosamar Prieto-Castro no votaba -esta vez no se equivocó, estaba excluida por ser funcionaria-. Un error bloqueaba el acuerdo.
Y lo hubo. Por despiste o por fallo técnico Eva Patricia Bueno no votó. Y todo estalló. Al contrario de lo que hizo el PP hace un mes con la comisión de investigación de Mercasevilla, esta vez no permitió la rectificación. Entre gritos, protestas y un evidente malestar de su grupo -en el que las voces críticas a su presidencia son generalizadas- Prieto-Castro acabó dándole la razón al PP y vetando que se repitiera la votación. Se sucedieron las intervenciones. Ninguna del PSOE, hasta que el portavoz, Alberto Moriña, hizo amago de hablar, y el alcalde se lanzó. Prieto-Castro, recurriendo al "porque lo digo yo", le dio la palabra. La oposición empezó a protestar y a interrumpirle. "No me obliguen a expulsarles del Pleno", repitió en varias ocasiones. Y Monteseirín empezó: "Es otra muestra de filibusterismo político. Le falta respeto al Pleno". Le pararon. Y volvió a intentarlo: "Pido que guarden las formas". Le detuvieron de nuevo. Hasta que le callaron: "No seguiré hablando". El broche lo volvió a poner la presidenta: "Muy mal señores del PP. Aquí ya no habla nadie más". Y zanjó el debate dejando a varios socialistas, como Francisco Fernández, con la palabra en la boca. Fue Antonio Rodrigo Torrijos, quien retomó la iniciativa: salió corriendo, interceptó al alcalde, y le hizo una propuesta: un Pleno extraordinario para debatir el punto que el PP frenó. Será el martes. Esta vez sí, la penúltima.