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El PP impone un cierre de filas con Zoido y con los recortes de Rajoy

La cita de la sucesión de Arenas se llena de gestos de apoyo al Gobierno en su momento más crítico y frente a las protestas.

el 13 jul 2012 / 20:27 h.

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La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y el próximo presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido, en el Congreso de Granada.

Un congreso histórico para el PP andaluz porque abrochará la difícil sucesión de Javier Arenas tras 14 años de hiperliderazgo del sevillano de Olvera. Y un congreso que se desarrollará este fin de semana en un momento histórico para España después de los duros recortes aprobados ayer por el Consejo de Ministros y que han terminado por encender la calle. Ambas circunstancias se entremezclaban en el 13 Congreso Regional del PP-A que terminará el domingo con la presencia de Mariano Rajoy y que hoy acogerá un desembarco de ministros, con Soraya Sáenz de Santamaría, Fátima Báñez y Cristóbal Montoro convocados en la agenda.

Hubo gritos y protestas a las puertas . Funcionarios de la Policía Local, la Guardia Civil o de la sanidad y la justicia se esforzaban por colar su indignación en el cónclave. Hubo lágrimas y emoción dentro por la despedida de Arenas. Y una llamada inequívoca desde Génova para dejar atrás la melancolía y trabajar para arropar al Gobierno, en su momento más crítico desde que hace seis meses llegó a La Moncloa, y a Juan Ignacio Zoido en su mayor reto político.

El PP andaluz aterriza herido y sumido en la incertidumbre en Granada, después de que hace justo un mes Javier Arenas anunciara de forma sorpresiva que se iba . El 25 de marzo, elecciones andaluzas, marcaron a fuego su destino . Un partido preparado para salir de la oposición después de 30 años de travesía del desierto se llevó el peor palo electoral de su historia pese a unos resultados años atrás impensables. Arenas cosechó unos datos históricos, se impuso en las urnas a los socialistas pero fue insuficiente para alcanzar el poder. El pacto de PSOE e IU volvió a condenar al partido a la oposición después de tres triunfos electorales encadenados, municipales, generales y autonómicas. Después de meses de desnortamiento y depresión en las filas populares, Arenas anunció que se iba a principios de junio. La operación sucesoria estaba diseñada y aseguran que Génova empujó al relevo. Será el alcalde de Sevilla el responsable de tomar el testigo. El PP andaluz se asomó al precipicio y se dispararon las tensiones internas. Los presidentes provinciales se quedaron fuera de juego y se inició una lucha interna en la que las provincias orientales, especialmente Málaga, dejaron claro que tenían mucho que decir en esta transición histórica.

Ha bastado un mes para que los populares hayan conjurado, al menos de cara a la galería, esas tensiones. La llamada al orden de Rajoy y su aval para Zoido mitigaron el ruido. El futuro secretario general del partido, José Luis Sanz, ha trabajado a fondo en los días previos al congreso para que Zoido obtenga hoy un respaldo más que suficiente para que su liderazgo arranque sin fisuras. Habrá una nueva dirección, otro reparto de cargos, Málaga se ha hecho con el control de la parcela del poder local y los presidente provinciales ganarán peso en un futuro PP-A más municipalista que nunca.

Los populares son conscientes de lo mucho que se juegan en esta nuevo ciclo. Nada hace presagiar tirones internos como los que afloraron hace una semana en el PSOE andaluz de José Antonio Griñán. El PP-A está en otra etapa a pesar de que aún hay muchas dudas en el aire y el liderazgo de Zoido está tocado con cierto halo de transición. Su etiqueta de líder interino se subraya porque este congreso no tiene previsto proclamarlo como futuro candidato a la Junta. Pese a todo, toca cierre de filas, habrá que esperar para ver si es en falso o no. Ayer se vio que el PP es un partido muy disciplinado y poco dado a exhibir sus líos internos. Sus dirigentes advierten de que toca unidad no solo para que los populares andaluces no retrocedan y pierdan el terreno trabajosamente ganado en los últimos años. También porque el momento en la calle es durísimo. El partido del Gobierno lidia con uno de los momentos más dramáticos de la historia democrática de España, está aprobando medidas muy impopulares y los gritos que se colaban ayer en el Palacio de Congresos dejaban claro que remontar la crispación y el malestar de los ciudadanos será complicado.

A LA CALLE. En ese sentido fue especialmente el mensaje de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. "Os pido que salgáis a la calle y defended que estamos haciendo lo mejor por nuestro país ", llamó la número dos del PP. "Este no es el momento de la melancolía ni de arrugarse. Salid a la calle y defended lo que estamos haciendo por sacar a España adelante. Podéis caminar con la cabeza bien alta por el ejercicio de responsabilidad del Gobierno de Rajoy", conminó citando a Churchill. La preocupación crece entre los alcaldes, la columna vertebral del PP-A, los que viven más a pie de calle y los primeros que posiblemente vuelvan a enfrentarse a las urnas. Cospedal insistió en que se explique a los ciudadanos que estos recortes son culpa de la "calamitosa" herencia del Gobierno socialista. "Por muy impopulares que sean las medidas, los españoles nos volverán a dar su confianza", aseguró. "Os pido desde el fondo de mi corazón que le demos todo nuestro apoyo al Gobierno de Rajoy sin ningún tipo de complejos", pidió Arenas.. El alcalde de Granada, José Torres Hurtado, fue el más claro: "Los que están en la calle gritando nos terminarán aplaudiendo".

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