El PP andaluz está esperando como agua de mayo a que acaben las fiestas navideñas para que el presidente del Gobierno y del partido, Mariano Rajoy, dé vía libre a la sucesión de Juan Ignacio Zoido en Andalucía. Rajoy pospuso para después del turrón la elección del candidato del PP-A a la Junta (además del cabeza de lista a las europeas y de otras candidaturas en varias comunidades), pese a que la dirección regional intentó precipitar la designación. Zoido apuntó al secretario general, José Luis Sanz, como su relevo y anunció para diciembre un congreso extraordinario, pero el presidente del PP frustró sus planes.
Antes de febrero es casi imposible que se celebre el cónclave, que debería ser convocado en una Junta Directiva Regional en enero, pero para eso tampoco hay fecha. Será más pronto que tarde, insistió ayer Sanz en rueda de prensa. Es su muletilla ante las mismas preguntas de la prensa. El número dos del PP-A aseguró que a su partido no le ha perjudicado en absoluto el hecho de no tener claro el nombre del candidato durante este año que ahora cierra. Sanz se apoya en encuestas internas que niegan, según el PP, el hundimiento en las urnas. Pero lo cierto es que esta esperpéntica situación de interinidad que el partido arrastra desde verano de 2012, cuando Zoido tomó el testigo a regañadientes de Javier Arenas, está dañando seriamente al PP-A. Sanz admitió que 2013 ha sido complicado desde el punto de vista interno porque el PP-A debería haber estado gobernando ganó las autonómicas pero con una mayoría insuficiente, un hecho que ha frustrado las esperanzas de miles de andaluces. No obstante, dijo, su partido ha llevado la iniciativa política este año.
