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El PP tiende su mano al sector vecinal contrario a la mezquita

PSOE e IU acusan a Zoido de "alentar el racismo" por rechazar una resolución impulsada por una plataforma promovida por el PCA a raíz de las protestas contra la mezquita. 

el 20 nov 2009 / 21:44 h.

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Juan Ignacio Zoido recibe un informe del secretario del Ayuntamiento

De nuevo la mezquita. El incómodo debate sobre el proyecto de la Comunidad Islámica y sobre la integración del islamismo en los barrios sevillanos se enrevesó ayer hasta tal punto que el PP acabó votando en contra de un manifiesto que condenaba los movimientos “racistas y xenófobos” que se han producido en San Jerónimo, que reclamaba que no hubiera un “retroceso en los legítimos derechos alcanzados tras la dictadura franquista” y que hacía un llamamiento al “respeto y tolerancia entre los vecinos”.


Dos elementos justifican este rechazo. Uno, público: el origen de la iniciativa plenaria es un manifiesto difundido por una plataforma promovida por el PCA en el barrio y que se aprobó en un Consejo de Inmigrantes que funciona desde hace meses pero que no tiene un reglamento aprobado y que, por tanto, como apuntó el propio secretario del Ayuntamiento, no está reconocido como legal. El segundo, de otro ámbito: ya en Los Bermejales se demostró el arrastre político de los movimientos vecinales contra la mezquita, a los que en su momento se sumó el PP, y a los que el PSOE nunca deslegitimó. De hecho, fue el propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, quien lanzó como una promesa electoral que la mezquita no iría en zonas residenciales.

El PP citó esta frase ayer en repetidas ocasiones para avalar su apoyo a los colectivos que se han manifestado contra la mezquita. “En San Jerónimo los vecinos no son racistas sino que desde su derecho a expresarse libremente piden que se cumpla el compromiso del PSOE. Este escrito [en referencia al manifiesto] parte de una plataforma que son ellos, el PCA”, apuntó la edil popular Evelia Rincón, quien negó que su actitud fuera “racista”. “No manipuléis nuestra postura [le pidió a PSOE e IU] y menos nos vinculéis a Democracia Nacional [varios miembros de este partido forman parte de la campaña contra la mezquita] porque ellos me insultan a mí con sus declaraciones”.

Pero aunque la motivación fuera una estrategia política para no dar alas a una plataforma promovida por IU, el resultado fue no aprobar una condena explícita de los movimientos “intolerantes” contra la mezquita. Y así lo subrayaron con mayor o menor vehemencia los dos socios de gobierno. Por un lado el PSOE, el partido que ha permitido los vaivenes de la mezquita y que firmó un escrito contra el rechazo al proyecto en San Jerónimo en el que se excluye cualquier responsabilidad de Urbanismo y no se apoya el proyecto. “Les recordaré hasta el último día de mi vida política lo que han hecho hoy. Representan ustedes a sectores de la ultraderecha. Les diré siempre que votaron en contra de un manifiesto contra la intolerancia y el racismo. Es la expresión más clara de lo que representan”, apuntó el portavoz socialista, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. El alcalde se expresó en términos similares: “Es una estrategia sostenida y antidemocrática. Si ustedes se dedican a incendiar barrios hacen un flaco favor a la democracia”.

Más contundente fue IU, que se había encontrado instantes antes con el rechazo del PP a un gasto destinado a un concierto para conmemorar el fin de la II Guerra Mundial y que poco después se abstuvo en una moción sobre reconocimiento de derechos humanos. Su portavoz fue el edil José Manuel García: “Ahora me avergüenzo de ser concejal después de lo que han votado 13 ediles de este Ayuntamiento. Hay un incremento de la actividad neonazi y fascista en la ciudad, lo advierte incluso la Policía. Y el voto del PP alienta la xenofobia, el racismo y el fascismo. Ustedes no son la derecha, son la extrema derecha de Sevilla”.


Sólo hubo un acuerdo, un consenso sin compromiso: mantener una reunión a corto plazo para cerrar un pacto contra el racismo.

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