Cofradías

«El pregón es exaltar, no dar tortas a troche y moche a los socialistas»

La delegada de Fiestas Mayores reconoce la “precipitación” del denominado Plan Palio

el 27 mar 2011 / 17:42 h.

Rosamar Prieto-Castro vive su última Cuaresma al frente de Fiestas Mayores. Aprovechará la presentación del pregonero para despedirse.

-Cuatro años después, se marcha usted como su antecesor, sin materializar la tan cacareada ampliación de la Carrera Oficial...
-Efectivamente eso es una cruz (se ríe), porque es verdad que este es un tema heredado, no era una idea ni un capricho del delegado de turno, sino una idea del equipo de gobierno. Y sí que lo lamento. No sé si no he sabido negociar o llegar a acuerdos en el tema, pero me voy con esa espinitina, entre otras razones, porque estoy convencida de que la Carrera Oficial, más pronto que tarde, habrá que cambiarla, y dentro de ese cambio es lógico que vaya la ampliación, y dentro de ella es lógico que se recoja esa vertiente que proponía el Ayuntamiento con una parte gratuita para determinadas personas. Eso se va a hacer en cierta medida este año en la Encarnación.


-¿Estribará el problema en que toda iniciativa que provenga del Ayuntamiento es considerada una intromisión por las hermandades?
-No lo creo, sinceramente. Esto se ha hablado con dos Consejos. Además y, aunque inicialmente parecía que sí, tampoco se llegó a un acuerdo con la Catedral. No creo que sea porque salga del propio Ayuntamiento, sino será porque a lo mejor no ha sido el momento oportuno o no se han visto por las tres partes las necesidades. ¿Ahora qué ocurre? Pues que va a haber cambios por motivos urbanísticos y del Metro y lo lógico es que vaya incluida la ampliación.


-Esta Semana Santa tendremos sillas fuera de la Carrera Oficial. La iniciativa del Plan Palio parece que corresponde al Cecop. ¿Por qué su delegación no ha tomado las riendas en este proyecto?
-Fue una iniciativa que hizo pública el alcalde. No sé por qué no la lleva Fiestas Mayores. A lo mejor si lo hace el Cecop es por aquello de que es fundamental que las sillas se coloquen en lugares que no creen el más mínimo problema de seguridad. Desde ese punto de vista lo entiendo, aunque sinceramente me sorprende que a Fiestas Mayores no se le comente absolutamente nada del tema, entre otras cosas porque tenemos muy buenas relaciones con las hermandades y muchas cosas podrían ser bastante más fácil a la hora de entenderse. En esta delegación no imponemos nada, y todo lo que se ha hecho en estos años ha sido con el consenso y la concurrencia del propio Consejo y cuando era necesario de las hermandades correspondientes. No sé si lo está haciendo así el Cecop.


-¿Y qué le han contado a usted las hermandades?
Desde luego, en cualquier caso, con las hermandades que he hablado de la posibilidad de poner corralitos con sillas en sus feligresías no estaban interesadas en hacerlo, al menos por este año, porque necesitaban más tiempo para estar seguras de que eso va a funcionar y no sentirse con un problema sobre la marcha en lugar de con una ventaja. Entiendo que necesiten un poco de más tiempo para implantar determinadas novedades.


-También el Consejo ha recibido con cierta "tibieza" este Plan Palio.
-Por eso decía que a lo mejor ha faltado un poco de tiempo. Igual es una idea muy buena para el año que viene.


-Usted ha saludado la instalación de sillas en la Encarnación. Pero también se habla de la Puerta de Jerez y Reyes Católicos. ¿Qué le parece?
-Se habla de muchas cosas, a mí hasta que no me las diga concretamente quien me las tiene que decir, pues no voy a opinar. Supongo que, si esto es también una idea del Cecop, será porque ha estudiado el tema y habrá visto que es una idea estupenda -sin compartirla con nadie, claro-, y porque no conlleva ningún problema. De las que tengo conocimiento con precisión son las sillas de la plaza de la Encarnación. Todo lo demás, a Fiestas Mayores no nos han comentado nada, y creo, por lo que nos dicen las distintas hermandades, que a ellas tampoco.


-¿Entiende que las hermandades desconfíen de los fines que inspiran la colocación de sillas gratis para personas de la tercera edad y de movilidad reducida?

-Creo que el fin es bueno, sin duda. Y sería bueno, repito, con el concurso y la colaboración de las hermandades. Si éstas le han visto a esto una doble intención no lo sé, a mí no me lo han dicho. Lo que me han trasladado es la precipitación del Plan, no el doble sentido. Sinceramente, creo que para las hermandades también sería bueno ofrecer a gente de su feligresía un asiento para ver a su cofradía. Por parte del Ayuntamiento, estoy segura de que no hay ningún doble sentido.


-¿Usted cree que hay sitios más sevillanos para poner sillas que las setas de la Encarnación?
-A mí no me parece mala idea poner sillas en la setas. Y va a ser un sitio muy interesante porque se va a dar una conjunción muy singular: el barroquismo de nuestra Semana Santa y de nuestros pasos con el vanguardismo de las setas. Lo que pasa es que como es una novedad se ve como una cosa rara. Las cofradías han ido pasando por sitios con cambios y no ha pasado nada, y también es cierto que llevan pasando por sitios muy feos muchos años, y tampoco pasa absolutamente nada.


-¿Cree desmedida la actitud de alguna hermandad que ha desviado su itinerario para evitar este lugar?
-Me parece absolutamente absurdo. Es como si hubiera que modificar el puente de Triana y las hermandades dejaran de pasar por allí porque tiene otra fisonomía.


-¿Deberían ponerse a la venta entradas del pregón para el público de a pie?
-Quien decide y tiene la potestad de distribuir las entradas es el propio Consejo. Es difícil pronunciarse en un tema como éste. El problema es que necesitarían un lugar con más aforo, porque estoy segura que el Consejo es el primero que no le agrada no poder sacar entradas a taquilla. A lo mejor en los próximos años termina siendo el pregón en el nuevo auditorio de Fibes.


-Después de alguna mala experiencia, el arzobispo Asenjo ha reclamado dar el visto bueno al pregonero de la Semana Santa. ¿No ha tenido usted, como representante de una administración, esa misma tentación después de recibir más de un varapalo desde el atril?
-Naturalmente que sí. Todos somos humanos y personas. Y hay cosas que me han parecido de mala educación. Yo en la presentación del pregonero me esmero muchísimo en no decirle cosas desagradables en público. Entiendo que el pregón es la exaltación de la Semana Santa, no dar tortas a troche y moche a los socialistas, sean de Sevilla, de Andalucía, de España o de la Humanidad. La primera vez me sentí, sobre todo, muy sorprendida y se lo dije al Consejo, que no entiendo cómo no revisan el pregón y cómo no prohíben que se hagan determinadas manifestaciones, sinceramente, porque encuentro que lo primero que hay que ser en la vida es educado. Y luego que cada sitio, cada lugar y cada acto es para una cosa. Yo nunca me iba a meter, como es natural, a fisgonear o a fiscalizar el pregón de Semana Santa del Consejo, pero creo que el Consejo sí debiera hacerlo. Para dar tortas hay otros foros, otras tribunas y otros espacios.


-Con el cardenal de Sevilla mantuvo una cordial relación, ¿cómo son ahora sus relaciones con el nuevo jefe de la Iglesia?
-La verdad es que la relación con el cardenal fue muy cordial y fluida, a pesar de que mantuvimos diferencias y hasta en público. Era una persona inteligente y para mí fue muy fácil trabajar con él. Ahora, la relación con monseñor Asenjo es cordial, sin lugar a dudas, lo que pasa que menos fluida. El arzobispo tiene más relación con el alcalde. También es que ha habido menos temas para estudiar entre los dos.


-¿Qué imagen se lleva de los cofrades y las cofradías?

-Muy buena, porque para mí era un mundo absolutamente desconocido, oscuro, y me llevo una imagen excelente. Desde el primer año descubrí un mundo absolutamente nuevo, diverso, y descubrí el pedazo de instrumento de articulación que son las cofradías, donde convive gente de lo más diversa, de todo tipo y extracción social, de toda clase económica y cultural. Todo se deja en la puerta al entrar y allí son hermanos trabajando codo con codo. Me llevo una gran impresión. Luego hay sus cosillas como en todos los colectivos.


-Su peor momento en estos cuatro años...
-El conato de alboroto en la Madrugá de 2009, que quieras o no, te tensiona. Y también en 2009, el desmontaje in extremis de las catenarias.


-Y de todas las muestras de cariño que le han brindado las hermandades, ¿con qué estampa se queda?
-Me cuesta trabajo elegir porque he vivido auténticos privilegios. Me acuerdo, el primer año, que fui a ver la bajada de Gran Poder para el besamanos y el hermano mayor me puso debajo y creí que me moría. Las otras dos veces ha sido con la Macarena. En una ocasión salimos pegados delante del paso en la salida, pero el sumum fue el año pasado: me llamaron el día que bajaban a la Virgen para vestirla y allí me dejaron a solas con Ella unos minutos... a medio metro... (se emociona).

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