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El premio de Aznalcóllar

No me refiero al que tiene la palabra en el lenguaje vulgar (tan puro como otro cualquiera, según Fray Luis de León) sino a otro: recuerdo, como si fuera ayer, cómo nos despertamos con la noticia del desastre, cómo los periódicos y las cadenas de televisión se llenaban de imágenes negras...

el 15 sep 2009 / 03:45 h.

No me refiero al que tiene la palabra en el lenguaje vulgar (tan puro como otro cualquiera, según Fray Luis de León) sino a otro: recuerdo, como si fuera ayer, cómo nos despertamos con la noticia del desastre, cómo los periódicos y las cadenas de televisión se llenaban de imágenes negras, poco menos que apocalípticas, similares a algunas de la Guerra del Golfo mientras Sevilla vivía su Feria de Abril. Un ambiente casi bélico, frenético, de emergencia era el que se respiró en la marisma los meses siguientes, con centenares de camiones-volquetes que iban y venían abriendo corredores, cargando y descargando lodos, limpiando los campos. Luego la reposición de árboles y arbustos, la regeneración de la zona?

Naturalmente, aun no se ha terminado del todo de salir de aquella catástrofe pero ahora, diez años después, se tiene la sensación de haber trabajado bien. Las noticias de estos últimos meses nos hablan de problemas como el de la basura de Nápoles, que se alarga en el tiempo y parece no tener solución. Y ante esa visión desesperanzada no se puede sino ser optimistas, creer en nosotros, sacudirnos un pesimismo de siglos y valorarnos en términos justos: hemos vencido porque hemos sido capaces de vencer. Tal vez ahí esté la clave para otros problemas: creemos que somos capaces de progresar; que nuestro esfuerzo, al contrario de lo que ocurría hace siglos, tiene premio.

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