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El Premio Nobel reconoce la lucha contra el sida y el cáncer de cérvix

El Premio Nobel de Medicina reconoció ayer el trabajo de tres virólogos que con sus descubrimientos propiciaron un salto cualitativo en la identificación y el tratamiento del cáncer de cérvix (Zur Hausen) y el sida (Barré-Sinoussi y Montagnier). Tales enfermedades causan millones de muertes al año.

el 15 sep 2009 / 16:20 h.

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El Premio Nobel de Medicina reconoció ayer el trabajo de tres virólogos que con sus descubrimientos propiciaron un salto cualitativo en la identificación y el tratamiento del cáncer de cérvix (Zur Hausen) y el sida (Barré-Sinoussi y Montagnier). Tales enfermedades causan millones de muertes al año.

El primero de los hallazgos se remonta a la década de los 70, cuando "frente a la opinión predominante en esos años", Harald Zur Hausen relacionó por primera vez el papel que juega el virus del papiloma humano (HPV) en el cáncer de cérvix o de cuello de útero, el segundo tumor maligno más común entre las mujeres, según indicó mediante comunicado el Instituto Karolinska, el organismo que concede el premio.

A partir de estudios con liebres, el científico alemán logró aislar las dos cepas del virus implicadas en el 70% de los tumores de cuello del útero (la HPV 16 y 18). Estos hallazgos permitieron el desarrollo de la vacuna contra el papiloma humano, un cáncer que registra cada año casi medio millón de casos nuevos y alrededor de 250.000 muertes.

Por su parte, Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier han sido galardonados por conseguir identificar y describir en 1983 el virus causante del sida, una enfermedad que reduce el sistema inmunológico hasta dejarlo vulnerable ante cualquier tipo de infección. Hasta el punto de que el Programa Onusida asegura que sigue causando unas 5.700 muertes cada día en todo el mundo puesto que afecta a cerca de 33 millones de personas. El 90% de ellas viven en África.

Sus investigaciones comenzaron , tal y como recuerda el Instituto, "tras detectarse la existencia de un nuevo síndrome de inmunodeficiencia en 1981". En 1983, Barré-Sinoussi y Montagnier "consiguieron aislar el virus a partir del análisis de células de nódulos linfáticos de enfermos a los que se les habían hinchado. Un síntoma característico de las primeras etapas de la inmunodeficiencia".

Hacia 1984 ya habían tomado numerosas muestras de pacientes con infecciones sexuales, hemofílicos, madres que lo habían transmitido a sus hijos y personas que lo habían contraído en transfusiones.

El resultado fue el hallazgo del VIH, que en 1986 fue denominado virus de inmunodeficiencia humana. Su descubrimiento permitió desarrollar un anticuerpo que se comenzó a utilizar para identificar a los infectados dentro de los grupos de riesgo. Asimismo, sirvió para iniciar las investigaciones sobre los posibles tratamientos y una vacuna.

No obstante, el Instituto admite que el virus fue "probablemente" infectado a los humanos por los chimpancés en el oeste de África a principios del siglo XX, "aunque sigue sin estar claro cómo se extendió la epidemia tan rápidamente a partir de 1970".

"Nunca antes la ciencia y la medicina habían sido tan rápidas para descubrir e identificar el origen y en aportar tratamientos a una nueva enfermedad", asegura. "Los éxitos en las terapias antirretrovirales han repercutido en la esperanza de vida de las personas infectadas con el VIH, que ahora consiguen alcanzar niveles similares a los de las personas no infectadas", añade.

El Nobel es un espaldarazo a Montagnier frente a la polémica sobre la paternidad del hallazgo del virus que durante más de una década mantuvo con el estadounidense Robert Gallo. Ambos terminaron sellando la paz para unir esfuerzos en la lucha contra el sida y después de que Gallo admitiera la paternidad francesa. Esto no impidió que Montagnier y Gallo compartieron en 2000 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica por el VIH

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