Unidad, firmeza y cooperación entre estados. El Príncipe de Asturias, al igual que hizo su padre, el Rey Juan Carlos, semanas atrás, puso sobre la mesa estas premisas para terminar con el terrorismo, una cuestión "que es un deber y un imperativo moral para todas las sociedades libres".
Don Felipe pidió unidad y firmeza, además de una "cooperación más efectiva entre los Estados para acabar con el terrorismo sanguinario que desgarra el corazón de todos". En compañía de Doña Letizia, el heredero de la Corona, inauguró ayer el IV Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo. Este acto aglutinó a 400 afectados por la lacra, como la colombiana Clara Rojas, liberada hace 11 días por las FARC y que fue acogida, en pie, con un largo aplauso de los asistentes, que después guardaron un minuto de silencio.
"Nada ni nadie puede compensar a las numerosas víctimas de la lacra terrorista por la irreparable pérdida de sus vidas, por el sufrimiento que genera sus heridas o por la dolorosa huella que dejan sus cicatrices", dijo el Príncipe, que precisó que "terminar con el terrorismo es un deber y un imperativo moral para las sociedades libres".
A las palabras del heredero de la Corona se sumaron la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que limaron asperezas para hacer un llamamiento conjunto al compromiso unitario para luchar contra el terror y evitar que el ejemplo y el sacrificio de las víctimas del terrorismo caiga en el olvido.
Varias de las 400 víctimas que asisten al congreso se mostraron ilusionadas ante la posibilidad de que del encuentro salga un mensaje de unidad para "vivir en paz y tranquilidad". Entre ellas, estaban María del Mar Blanco, hermana del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y Pilar Elías, la mujer del asesinado por ETA Ramón Baglietto.
Además, hubo otras peticiones. La directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco y portavoz del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Cristina Cuesta, pidió ayer que el terrorismo sea considerado por el Tribunal Penal Internacional (TPI) como crimen contra la humanidad y que sus delitos no prescriban.