El alcalde gelveño, José Luis Benavente, en el patio interior de la casa consistorial. / A. P.
Cuando llegó a la Alcaldía, hace cuatro años, estabilizar las cuentas y parar la deuda que frenaba el desarrollo del municipio fueron las metas que se planteó. Sin embargo, el camino no ha sido fácil. Para intentar ajustar las cuentas tuvo que acometer un ERE que dejó sin empleo a 22 familias, lo que le costó un asedio al Ayuntamiento.
Dice que uno de los peores momentos fue el asalto de los trabajadores cuando se planteó el ERE... Tomar esa decisión fue duro, pero lo teníamos que hacer. Al llegar nos encontramos con una deuda extraordinaria y un desajuste entre ingresos y gastos que hacía inviable el Ayuntamiento. Ocho de cada diez euros que ingresábamos iban a pagar nóminas, a lo que había que sumar los gastos corrientes. No nos quedaba nada para hacer inversiones. Era la única medida y la planteamos abiertamente con todos los grupos políticos y los sindicatos. La oposición nos pidió las tripas del Ayuntamiento y se las entregamos, pero a la hora de tomar decisiones no participó.
¿Qué hubiese pasado si no hubieran hecho el ERE? En marzo de 2013 hubiésemos dejado de pagar nóminas. Algo habría de razón cuando la pactamos con los sindicatos. Nuestra idea era hacer un ERE de 44 personas, pero cedimos en nuestras pretensiones porque creíamos que era mejor llegar a un acuerdo que seguir con las ideas iniciales. Sin embargo, hoy seguimos acusando el desequilibrio.
¿Qué ocurrió con los pleitos que le plantearon? De los tres juicios, el juez dio la razón al Ayuntamiento en dos. No quiero pensar que la justicia nos dijera que en la tercera causa los ERES están mal hechos y que tuviésemos que admitir a todos los trabajadores, porque caeríamos en la ruina.
Después de las críticas de la oposición sobre la gestión de Puerto de Gelves, ¿cuál cree que ha sido el problema del puerto? El olvido. Cuando llegamos las instalaciones escondían una deuda de más de 750.000 euros con Hacienda y la Seguridad Social y la marina seca estaba totalmente descuidada, incluso se veía andar a los patos cuando la marea estaba baja. Daba vergüenza visitar las instalaciones en ese estado con potenciales clientes. Pero el gran problema del puerto no era la falta de actuaciones, sino la ausencia de una gerente capaz de aglutinar conocimientos de náutica y gestión.
¿Se ha hecho algo para mejorar el puerto fluvial? Hemos limpiado la marina seca de barcos en depósito. Además hemos dragado el puerto con las manos de los trabajadores municipales. Ahora un señor que quiere coger su barco puede hacerlos cuando quiera, y no cuando lo dice la marea.
Uno de los principales problemas de Gelves es la carretera de Coria. ¿Cómo condiciona esta vía al municipio? Cada día se nota más la división en dos. La afluencia de vehículos unos 30.000 diarios, según la DGT también es palpable, sobre todo los días de lluvia a su entrada a Sevilla, cuando la caravana llega hasta el edificio del Ayuntamiento.
¿Se ha planteado alguna solución? Al principio planteamos a la Junta el soterramiento de la vía a su paso por la zona más transitada del casco urbano. Pero nos lo rechazaron y a lo máximo que llegamos fue a señalizar los tres cruces semafóricos por donde enlazan las dos partes del municipio. Pero el problema de la carretera es que los coches pasan a una velocidad endiablada y se saltan los semáforos. Aunque la Policía Local interviene todas las veces que detecta una infracción, no siempre puede estar presente. Intentamos poner el salto rojo para que hiciera la foto cuando el vehículo se salta el semáforo, pero al ser una carretera autonómica, tampoco nos lo permitieron.
¿Cree que la SE-40 sería la clave para evitar estos problemas? La SE-40 es fundamental. Cada vez que podemos, la reivindicamos a Fomento. Nos da igual que gobierne nuestro partido. Esta autovía impulsaría la economía local, ya que el atractivo de Gelves para las empresas es que el municipio esté a kilómetro y medio de la capital.
