-¿Qué le ha impulsado a presentarse a hermano mayor?
-Es un cargo en el que nunca había pensado, pero viendo la labor que se ha desarrollado en estos ocho años con Juan (Ruiz Cárdenas) me parecía que se debía dar continuidad al camino emprendido.
-¿Qué logros destacaría de estos últimos ocho años?
-El de Juan (Ruiz Cárdenas) ha sido uno de los mejores mandatos de la historia reciente de la hermandad, comparable a los de Ricardo Zubiría -bajo el que se hizo la coronación de la Virgen- o Francisco Bohórquez -que fue el que hizo la Basílica-. Por primera vez en la historia, en sus dos mandatos, además de no contar con oposición en las urnas, no ha habido ni una sola dimisión. Juan ha conseguido abrir las puertas de la hermandad, que ahora es una casa abierta a todos, y viva.
-¿Cuáles serán los grandes retos de su programa?
-Tenemos en mente un proyecto gordo, pero vale mucho dinero: la restauración de la casa-hermandad para sacarle un mayor rendimiento a sus instalaciones. Tenemos hasta los planos, pero hace falta mucho dinero.
-¿El millón de euros que le están pleiteando al Gobierno les podría venir muy bien?
-Ojalá. Dios te oiga. La resolución debe estar al caer, pero las cosas de palacio van despacio.
-¿Se puede hablar de las bases de su programa?
-Continuar la labor de Juan, remozar lo poquito que haya quedado sin restaurar del patrimonio, e inmediatamente nos encontraremos con el museo recién estrenado. Es el segundo o tercer museo más vistado de Sevilla. Queremos mantener ese listón y si es posible superarlo. Tenemos también en mente crear una fundación de la hermandad de la Esperanza con un fin social, aún no definido.
-¿De quién se rodeará?
-Tengo en mente casi el equipo completo, pero estoy muy feliz con que venga de teniente de hermano mayor Álvaro García Carranza, al que me ha costado trabajo convencerlo.
-¿Le preocupa que pueda tener oposición en las urnas?
-No, creo que es bueno. Aunque es más cómodo, nunca me ha gustado eso de que haya una sola candidatura.
-¿Abordará alguna reforma en la cofradía?
-Creo que está bien; lo único que le falta es lo que ha habido este año: una concienciación de todos por cumplir los horarios. Lo que también me gustaría es que se cogiera el programa de todas las cofradías y se viera que una hermandad con cerca de 3.000 personas que ponemos en la calle no puede tener 90 minutos de paso nada más.
-Hay quien defiende que la única solución de la Madrugá pasa por una reestructuración.
-¿Pero a quién cambias? Lo único que alivaría algo -es una opinión personalísima- es que Los Gitanos llegara a la Campana por la Alameda de Hércules, lo que permitiría volver al Gran Poder por la calle Cuna y evitarnos a nosotros el parón de Cuna. Eso es cosa de que entre los hermanos mayores lleguen a un acuerdo y, sobre todo, de que la hermandad de los Gitanos quiera. Es su potestad.
-¿Cómo valora la respuesta de las hermandades ante el proyecto de ampliación de los plazos del aborto?
-Bien a secas. Creo que se podría haber hecho algo más. Quizás también la Iglesia podía haber apretado un poquito más.
-¿Le preocupan los últimos episodios de aversión contra símbolos religiosos?
-Me preocupa mucho la Madrugá y no saber exactamente qué pasó en la del año 2000. La juventud no sale con devoción, como se salía antes, sino a divertirse y a hacer botellona, lo que está quitando de en medio a las personas mayores. La gente opta ahora por salir de sus casas a primera hora de la mañana antes de quedarse toda la madrugada en la calle. No sé cómo se podrá solucionar, pero las autoridades deberían realizar un plan de estudio muy serio particularmente sobre lo que es la Madrugá.
-¿Teme que la Basílica se convierta en una especie de Catedral para ciertas hermandades de vísperas ?
-A nosotros, desde luego, nos encantaría. Todas las que deseen venir aquí se encontrarán con las puertas abiertas.
