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El PSOE avala el plan de Zapatero de prolongar la jubilación a los 67 años

El presidente asegura que no tiene "miedo" a un debate que tilda de "razonable".

el 30 ene 2010 / 20:11 h.

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El presidente del Gobierno y líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, interviene en el primer Comité Federal de 2010 del partido.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo frente ayer al debate sobre el retraso de la edad de jubilación ante el Comité Federal del PSOE. Durante cerca de una hora, Zapatero defendió la "razonable" reforma de las pensiones propuestas por el Consejo de Ministros del viernes y auguró aún "momentos más duros" durante la crisis, por lo que pidió a los barones socialistas "el temple necesario para explicar lo que hacemos y por qué lo hacemos".

A cambio el jefe del Ejecutivo recibió el aval del Comité Federal del PSOE a su plan aunque con la seria advertencia de no romper la alianza con los sindicatos. Éste fue el asunto central de la reunión del máximo órgano del PSOE entre Congresos, que sólo de pasada abordó el proceso para la instalación de un almacén de residuos nucleares y que no dedicó ni un minuto a la posibilidad de que Zapatero vuelva a ser el candidato en las elecciones generales de 2012.

Los barones socialistas y la mayoría de intervinientes en la reunión (hasta 29) respaldaron la iniciativa del Gobierno de abrir el debate para la reforma de las pensiones, y sólo hubo contestación por parte de los dos integrantes de Izquierda Socialista por entender que puede costar la confianza de sindicatos y ciudadanos.

Pero lo que quisieron dejar claro todos los que apoyaron a Zapatero es que el aumento de la edad de jubilación a los 67 años así como el resto de reformas previstas no es una imposición, sino una propuesta de partida que ahora debe ser analizada por partidos y agentes sociales. Ante ese proceso, el presidente del Gobierno prometió consenso, destacó que actuó pensando en las generaciones futuras y recalcó que lo ha hecho por responsabilidad, ya que podría haber mirado para otro lado y dejar el problema para años venideros.

Zapatero defendió asimismo el duro recorte de gasto público aprobado el viernes, pidió a sus compañeros de partido que tengan el "temple necesario" para explicar las decisiones de política económica adoptadas y les adelantó la intención de redactar una ley de participación institucional de los sindicatos.

Porque la posible pérdida del respaldo de los sindicatos estuvo presente en más de una intervención. Así, el presidente asturiano, Vicente Álvarez Areces, a pesar del apoyo, advirtió de que no se pueden provocar fracturas con los agentes sociales, a quienes calificó de "los mejores aliados". También el secretario general del PSM, Tomás Gómez, llamó a mantener la alianza con los sindicatos y se mostró a favor de abordar la reforma con flexibilidad, distinguiendo entre diferentes sectores y planteando incentivos para quien quiera retrasar su jubilación voluntariamente. Mientras, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, defendió la responsabilidad del Gobierno de "mover ficha" ante el "gravísimo problema demográfico existente". De "valiente" calificó la propuesta el presidente castellano-manchego, José María Barreda; y el presidente andaluz, José Antonio Griñán, apoyó la reforma porque consideró que consolida el sistema de pensiones.
reforma laboral. Además, Zapatero aprovechó para adelantar que el próximo viernes el Consejo de Ministros adoptará medidas para "afrontar la dualidad" entre los contratos fijos y los temporales y el "exceso de precariedad que forma parte casi estructural del mercado laboral".

En concreto, avanzó que las propuestas de reforma laboral se concentrarán en estimular el empleo para los jóvenes y los trabajadores con menos formación y que, en todo caso, no habrá "merma de los derechos de los trabajadores". "Esa sería la única reforma que no sería buena y esa será la reforma que no será", aseveró

El presidente del Gobierno también aprovechó para lanzar alguna andanada dialéctica contra el Partido Popular y su líder, Mariano Rajoy, al acusarle de caer en tentaciones populistas, de estar demostrando su inconsistencia y de incurrir en una "incoherencia diaria".

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