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El PSOE de Sevilla no cierra sus heridas

Hay una convención tácita en el PSOE que siempre han respetado los militantes de una organización tan viva y participativa como la socialista: las trifulcas internas se escenifican en periodos de congreso, pero cuando éstos acaban, los ánimos encrespados se apaciguan para evitar que las desavenencias...

el 15 sep 2009 / 12:05 h.

Hay una convención tácita en el PSOE que siempre han respetado los militantes de una organización tan viva y participativa como la socialista: las trifulcas internas se escenifican en periodos de congreso, pero cuando éstos acaban, los ánimos encrespados se apaciguan para evitar que las desavenencias terminen por afectar a la vida cotidiana de los ciudadanos. La excepción a esta máxima se encuentra en Sevilla. Aquí los desencuentros de su secretario provincial, José Antonio Viera, y del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, persisten después del congreso de julio, que ganó con rotundidad Viera. Ambos se muestran incapaces de aunar esfuerzos o, al menos, de mandar el mensaje de que están dispuestos a convivir: uno en el Ayuntamiento y el otro en la dirección provincial del partido. Esta semana la tensión se ha elevado hasta un punto que tal vez no tenga retorno. Después de la crisis suscitada por la dimisión de Emilio Carrillo, el alcalde ha remodelado su gobierno sin acatar la petición de Viera de un cierto equilibrio entre los afines de ambos. Su enroque ha suscitado otro espectáculo más de desaires mutuos y deslealtades que deja perplejos a los ciudadanos. Y lo peor es que esta cadena de despropósitos puede terminar afectando, si no lo ha hecho ya, a la propia gestión del Ayuntamiento de Sevilla. A ojos del ciudadano, el Gobierno municipal se compone de tres grupos: los leales al alcalde, los vieristas y los socios de IU. Su incapacidad intrínseca para dejar a un lado las diferencias se ha traducido en un baile de movimientos que ha incluido dimisiones por falta de confianza, amagos de plante y recolocaciones forzadas que sólo benefician al contrario político: en este caso, a un PP que ve reforzadas sus posibilidades de gobernar en Sevilla a partir de 2011. Aquí ya no se juega quién tiene razón en la pelea, sino que se trata de saber quién es capaz de destensar un conflicto tan perjudicial para los intereses de la ciudad.

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