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El PSOE de Sevilla vuelve a escenificar su ruptura en pleno congreso

Toscano carga contra el papel del PSOE-A y Villalobos tilda de despropósito su acusación.

el 03 feb 2012 / 22:39 h.

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Alfredo Pérez Rubalcaba llegó al congreso arropado, entre otros por José Antonio Viera –a la derecha–

El PSOE de Sevilla se enroca y su crisis, latente desde hace meses, sigue en erupción de manera que ni los propios protagonistas puedan ponerle ahora freno. Ni siquiera ayer, cuando era anfitrión de un Congreso Federal en el que se postulaban como la única pieza estable de un partido cogido con alfileres tras el palo electoral, los socialistas sevillanos seguían a lo suyo: una guerra de "presiones" que toca de lleno al secretario general del PSOE andaluz, José Antonio Griñán, a dos meses escasos de las elecciones andaluzas.

Las tensiones antes de un congreso es algo que el PSOE de Sevilla lleva en su ADN. No lo ocultan ni sus dirigentes, aunque lo edulcoren con expresiones como que el partido está "vivo". El fuego cruzado entre el secretario general del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera y la Ejecutiva regional a la hora de denunciar estrategias previas para direccionar el voto hacia Carme Chacón o Alfredo Pérez Rubalcaba tensó la cuerda tanto que al final ésta se rompió, sin saber si se recompondrá de cara al 25-M. "La brecha se soldará, pero es profunda y aflorará tras las elecciones", admiten fuentes socialistas, de uno y otro lado, que ven que ha arrancado una carrera de largo recorrido que no terminará hasta el verano, cuando se elija al secretario general del PSOE de Sevilla. Aunque la división ahora sea entre elegir como líder entre Chacón y Rubalcaba, la ruptura se detecta hasta en la capital, con los nervios a flor de piel desde que su portavoz, Juan Espadas, tomara partido por Chacón, algo que ha escocido en el entorno de Viera y, lo más importante, en algunas de las agrupaciones de la ciudad, alineadas con Rubalcaba.

El enfrentamiento ha llegado de lleno al propio Griñán. El secretario general del PSOE-A llamó al orden a Viera, que acusó el viernes a la dirección regional de "presiones inmorales e ilegales" para direccionar el voto de los 55 delegados sevillanos, la representación más numerosa del congreso. Griñán negó tales presiones y emplazó a Viera a que dijera cuáles son y las denunciaría. "Si hubiera presiones, se habrían atajado", aclaró el presidente del PSOE de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, que fue de los que Viera citó en su órdago. A Villalobos le descolocaron esas críticas porque "no son propias de una persona que siempre actúa de una forma fría y sosegada".

Pese al aviso de Griñán, Viera no se arrugó. Ha iniciado un camino y no se echa atrás, aunque suponga enfrentarse con la cúpula del PSOE andaluz. La carta a la que juega es la del triunfo de Rubalcaba, al que fue de los primero en saludar a su llegada al congreso. "Me mantengo íntegra y literalmente en todo lo que dije y no le quito ni le pongo una sola coma", señaló Viera. Su entorno va más allá y habla de presiones en los centros de trabajo. majaderías. No es el único. El alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, de los más activos en la guerra precongresual, reprochó a Griñán que no haya sido "transparente".

"No es legitimo hablar de neutralidad activa; es una majadería solemne que se engañe a los compañeros", indicó. Toscano sólo hizo pública la queja que hizo un día antes en la reunión de la delegación sevillana con Carme Chacón. Allí, afines a la candidata, como los alcaldes de San Juan y Lebrija, reprocharon críticas como las de Toscano sobre el peligro de "la catalanización del PSOE". Un debate que, por cierto, siguió ayer en los corrillos.

El entorno de la dirección regional, por contra, reniega de las presiones y entiende que sólo hay posturas "iguales" a las de Viera, que respaldó a Rubalcaba horas después del congresillo. Con ese ruido, la calculdora sigue activa: los de Chacón mantienen la ventaja, ya pregonada, de 33-21, frente a los de Rubalcaba, que perciben "un empate técnico".

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