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El PSOE reivindica a Monteseirín y ensalza su gestión

Bono moviliza a la Macarena para no perder “la bandera del socialismo” y Espadas alienta el miedo a un Zoido que pondrá “la foto de Aznar”.

el 17 may 2011 / 22:35 h.

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El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín; el candidato Juan Espadas y el presidente del Congreso, José Bono, en el mitin que los socialistas celebraron ayer en Resolana, en la torre de los Perdigones.

El PSOE lucha por mantener la tensión de sus barrios ante el 22-M, en una campaña en la que el PP sigue buscando quedarse en un segundo plano. Y ayer, a los socialistas, en la resaca del acto de José Luis Rodríguez Zapatero en Pino Montano, les tocaba mirar hacia la Macarena. Lo hicieron convirtiendo la plaza de los Perdigones en una reivindicación de los tres mandatos consecutivos de Alfredo Sánchez Monteseirín -que en la recta final ha vuelto a la primera línea-, en una defensa de la transición entre el regidor y el candidato, Juan Espadas , y en un nuevo esfuerzo por movilizar a su electorado alentando el miedo a la llegada de la "derecha para descambiarla". Esta vez con José María Aznar con un papel protagonista. "No puedo creer que los sevillanos quieran un alcalde que llegue y ponga una foto de Aznar en su despacho", advirtió Espadas. Y Bono tomó el relevo con referencias a Irak y a la foto de las Azores incluidas.

Desde el inicio de la campaña, el discurso del PSOE se plantea siempre en contraposición al del PP de Juan Ignacio Zoido . Y para ello se pone por delante la gestión de estos años. Pese a esto, hasta el pasado lunes con Zapatero, Monteseirín permaneció escondido. Ni hablaba ni se hablaba de él. Pero después de Pino Montano llegó Macarena y hoy toca San Pablo -con un acto de homenaje a quienes han desempeñado cargos públicos en el Consistorio-. Todos estos actos para poner en valor al regidor más longevo que ha tenido la ciudad.

"Los manuales dicen que cambiar de alcalde es muy difícil, y más aún con todo lo que ha hecho Alfredo para transformar la ciudad. Un magnífico trabajo. Fue un encargo complicado, que exigía tomar el testigo de un proyecto que la ciudad ha notado. Pero con el trabajo del alcalde y el mío, con la confianza mutua, hemos trabajado para ello", afirmó Espadas con constantes gestos y referencias a Monteseirín. El candidato le situó como el responsable de un Metro en el que el PP "nunca quiso invertir" y como el protagonista del "parón" a la "especulación urbanística de Tablada". Bono fue incluso más allá. Ante un público entregado al presidente del Congreso, puso a Monteseirín como ejemplo a seguir: "Para defender a Sevilla tienes que estar tú. Y si hay que elegir entre el partido y Sevilla, debes elegir a la ciudad. Como ha hecho siempre Alfredo". La misma línea siguieron el número 3 de los socialistas, Eugenio Suárez Palomares, y el portavoz municipal, Alberto Moriña: "A Alfredo no le hace falta hablar en esta campaña, lleva doce años transformando la ciudad. ¿Qué más quieren? Gracias, alcalde".

Pero pese a esta gestión ensalzada ayer, los socialistas encaran el 22-M en contra de unas encuestas que se esfuerzan por desacreditar y con el temor de no haber conseguido conectar a tiempo con el electorado. El propio Juan Espadas admitía ayer las dificultades del PSOE ante una sensación negativa de la evolución de la ciudad "que ha calado" y ante "un simplismo que ha llegado a convencer a la gente de que la crisis la han generado los gobiernos socialistas".
De ahí el despliegue de una campaña sin un acto masivo o multitudinario, pero con muchas citas en los barrios en los que los socialistas se juegan los comicios. A punto de acabar esta recta final con una maquinaria que aunque tarde al final echó a andar, Espadas hizo un particular balance en la Macarena. De nuevo, con el objetivo de poner su estrategia en contraposición al modelo del PP de Zoido: "Qué pedazo de campaña estamos haciendo, somos ya una cofradía. Estamos dando una lección de democracia, de cómo se diseña un proyecto político realista para la ciudad desde el gobierno y no sólo desde la oposición". La misma lectura que hizo el propio Bono sólo horas después, eso sí, de llegar a Sevilla: "Una campaña no puede hacerse con una cara avinagrada. Además de los misterios dolorosos, están los gozosos. Y una campaña debe ser alegre".

Y en las formas, entre camisetas, charangas y altavoces llamando prácticamente a los electores a que salgan de sus casas, la campaña del PSOE lo es. Aunque los discursos son serios. Tensos. Alarmistas. Y lo son, cada vez más, conforme se acerca la campaña electoral. En la Macarena, los socialistas volvieron a no ahorrar en calificativos: "la peor derecha de Europa", "una derecha para descambiarla", "la derecha que lo quiere privatizar todo".

El PSOE necesita los votos de los barrios, "no sobra ni uno" como admitió Bono, quien hizo un llamamiento a ampliar el abanico de votantes potenciales. Aunque si Espadas, como hizo ayer mismo al cierre de su intervención en el debate de RNE, hace semanas que se dirige sólo al votante socialista que ahora teme no ir, el presidente del Congreso, con constantes alusiones a la Iglesia, pidió ampliar el objetivo: "Hay que pedir el voto incluso a quien no nos vota. Hay mucha gente aquí que no tiene el carné del PSOE. Y un carné no añade nada a quien lo tiene, la conducta de quien lo tiene la que honra un carné socialista".

Pese a esto, Bono, quien destacó la importancia de que el PSOE no pierda "bandera socialista" de Sevilla y del peso del partido -"A más Andalucía en España, más España en el mundo", afirmó-, tuvo que asumir que en la Macarena, igual que en cualquier acto electoral de esta campaña, sin importar las siglas, había menos gente que en la Encarnación o Plaza Nueva, convocados por el movimiento Democracia Real Ya. Para ellos tuvo sus últimas palabras de la jornada. Les recordó la lucha por el voto de sus abuelos "con neveras más vacías y con mucho más analfabetismo que sus nietos".


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