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El rastrillo benéfico del Silencio abre con ‘gangas’

La hermandad del Silencio organiza la quinta edición del rastrillo para obtener fondos económicos que destinará a fines benéficos y sociales en los que trabaja la cofradía.

el 02 may 2010 / 19:15 h.

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Artículos de decoración, obras de arte, menaje, textil, antigüedades y complementos son algunos de los productos que pueden hallar, a buen precio, en la quinta edición del rastrillo que, de manera bianual, organiza la hermandad del Silencio y que siempre es un éxito en ventas y participación. De nuevo ha abierto sus puertas para obtener fondos económicos que destinará a fines benéficos y sociales en los que trabaja la cofradía.

"Todo el dinero que se recaude va destinado a la bolsa de caridad de la hermandad para atender, por ejemplo, a la entrega de alimentos, el pago de recibos de luz y agua o la campaña de Navidad", comentó el hermano mayor, Roberto Jiménez, que aclaró que aunque están inmersos en la creación de un nuevo paso de palio, "ni un céntimo de la actividad se destina a dicho fin".

Gracias a la colaboración de comerciantes y ciudadanos, es posible llegar y comprar libros, vaqueros, lámparas, cuadros o exvotos de Consolación, entre muchísimos más artículos que se exponen en el edificio que ocupaba la antigua biblioteca Catalina de Perea, en el hospital de la Santa Resurrección (el Hospitalito). Un espacio del recinto lo ocupan unas voluntarias que venden dulces de las Madres Carmelitas y recaudar dinero para rehabilitar su iglesia, cerrada desde hace casi un año por problemas de desprendimiento.
Para apoyar el rastrillo, acudieron el alcalde, Francisco Jiménez (PA); la condesa viuda de la Maza, Victoria Ybarra de Allende; y la condesa viuda de Jimera de Líbar, María Luisa Pascual del Pobil.

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