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Economía

El reciclaje de aparatos eléctricos baja un 40% por la crisis y el descontrol

Recilec, la segunda planta europea en obtener una prestigiosa certificación tras una «intensa» auditoría, exige más implicación de administraciones y fabricantes para evitar la contaminación

el 28 oct 2014 / 11:00 h.

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RECILECLos residuos de aparatos eléctricos y electrónicos contienen, habitualmente, sustancias peligrosas para la salud de las personas y el medio ambiente: gases refrigerantes, mercurio, plomo, PCB... Algunas de ellas incluso son cancerígenas. Por ello es importante extremar las precauciones en su gestión y aplicar las mejores tecnologías de recogida y tratamiento. Sin embargo, la recogida de estos residuos sigue cayendo y el descontrol gana terreno. La empresa sevillana Recilec, que tiene en Aznalcóllar una de las plantas más importantes del país, registra un descenso del 40 por ciento de la entrada de frigoríficos, televisores, ordenadores, tubos fluorescentes, lavadoras, impresoras, etcétera. «Evidentemente la crisis afecta, pero la venta de estos electrodomésticos bajaron un 12 por ciento, no un 40 por ciento. La diferencia refleja el descontrol que impera. Estos residuos se roban de los puntos limpios y llegan a chatarrerías ilegales o incluso se venden en tiendas de segunda mano sin ningún control», lamenta el gerente de Recilec, Leonardo Díaz, quien recuerda que muchos de estos aparatos tienen hierro, aluminio y cobre, con un alto valor en el mercado negro. La planta de Aználcollar gestionará este año alrededor de 14 millones de kilos de estos aparatos electrónicos y eléctricos, frente a los 22 millones de kilos que ha llegado a tratar. Actualmente tiene una plantilla de 52 personas, pero hace unos años llegó a tener 70. «Las administraciones, y hablo de las tres: ayuntamientos, Junta y Gobierno, pueden hacer mucho más, igual que los fabricantes, que hay que recordar que desde 2005 se llevan la tasa que paga el ciudadano al comprar un electrodoméstico para reciclar debidamente ese aparato. Si no se recicla bien, ese dinero se lo quedan los fabricantes», denuncia Díaz. Eso sí, el gerente de Recilec está de enhorabuena porque su empresa ha recibido la certificación Weee-Labex tras la votación de las 39 organizaciones europeas integrantes de Weee-Forum, asociación europea sin ánimo de lucro que representa a los fabricantes de aparatos eléctricos y electrónicos de Europa. Es la segunda empresa europea que recibe esta certificación, que premia «la rigurosidad en los procedimientos de tratamiento de equipos que contienen gases refrigerantes», que dañan la capa de ozono, aceleran el cambio climático y emiten aceites minerales y sintéticos muy peligrosos. No obstante, la planta de Recilec también trata, por ejemplo, el ya prohibido por cancerígeno PCB (policlorobifenilo), que existe aún en condensadores, el mercurio de tubos fluorescentes o lámparas de bajo consumo, el plomo de los tubos catódicos de los viejos televisores o las sustancias nocivas de las pilas. Con todo, gracias a este nuevo reconocimiento, la planta de tratamiento sevillana «se coloca como uno de los principales referentes en la materia en territorio europeo», según Díaz, quien subrayó que Recilec, Reciclado de Componentes Eléctricos y Electrónicos SA, pasó una «intensa y profunda auditoría en mayo que ha analizado y estudiado los procedimientos necesarios para el control de estos procesos de gestión de los residuos». La empresa incluso asegura que la Interpol está interesada en su forma de trabajar. De hecho, está –junto con otros organismos europeos– dentro del proyecto CWIT (Countering WEEE Ilegal Trade) que pretende monitorizar los flujos ilegales de residuos eléctricos y electrónicos para cuantificarlos y proponer medidas a la Comisión Europea que permitan reconducir la situación actual en la que la mayor parte de estos residuos terminan gestionados fuera del canal establecido en la legislación vigente con los consiguientes perjuicios medioambientales, sociales y económico que esto conlleva.

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