El rector de la Hispalense, Joaquín Luque.
La polémica suscitada por el reglamento que garantiza el derecho de los alumnos que copian a acabar su examen ha hecho que la Universidad de Sevilla dé marcha atrás. Ayer, el rector de la Hispalense, Joaquín Luque, pidió "disculpas" por el revuelo armado y ha convocado para el lunes un Consejo de Gobierno extraordinario en el que solicitará "con el máximo empeño que se adopten con carácter urgente las medidas de rectificación oportunas". Ni cuatro meses lleva en vigor la Normativa Reguladora de la Evaluación y Calificación de las Asignaturas que aprobó en septiembre, y por mayoría, el mismo organismo de la Hispalense que el lunes decidirá qué hacer con ella.
Como adelantó ayer este periódico, las críticas vertidas desde la comunidad universitaria y hasta desde la Junta de Andalucía -el propio presidente Griñán o la consejera de Educación, Mar Moreno, mostraron su desacuerdo con ella- han hecho que la Universidad se replantee seriamente su retirada.
Ayer, la institución dio un paso más cuando el rector, en un comunicado interno, lamentó "profundamente el daño" que, según él, la interpretación de la normativa "ha ocasionado" a la imagen de la Universidad, a la vez que pidió disculpas por "la zozobra ocasionada innecesariamente en la comunidad universitaria y en el conjunto de la sociedad".
Así, Luque aseguró que "está convencido de que ni la letra de dicha normativa ni el espíritu del Consejo de Gobierno, que la aprobó por unanimidad, tienen nada que ver con una interpretación que se puede resumir en un hipotético e inexistente derecho a copiar".
Igualmente, el rector aclaró que "el sentir general de la Universidad de Sevilla pasa por la recompensa al mérito y al esfuerzo, el reproche al tramposo y el reconocimiento a la autoridad del profesor". Por ello, insistió en que "solicitará con el máximo empeño al Consejo de Gobierno que adopte las medidas de rectificación oportunas".
trascendencia. Esta iniciativa de la Universidad de Sevilla, pionera en España, ha desatado una oleada de críticas de docentes, políticos y universitarios de las que se han hecho eco medios de comunicación de todo el país.
Aunque la Hispalense ha defendido en todo momento que el objetivo es "dar más garantías al estudiante" y que "si un alumno es sorprendido con una chuleta será suspendido" igual que antes, el mensaje que ha calado en la sociedad es el de una mayor permisividad con los que copien.
El reglamento cuenta con el visto bueno de profesores y también de alumnos, ya que el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla (Cadus) se ha mostrado en todo momento satisfecho con su contenido.
El miércoles, uno de sus portavoces, Rafael Roldán, aclaraba que, al contrario de lo que se había interpretado, "los profesores no tendrán que demostrar que el alumno copia ni aportar testigos", salvo en aquellos casos "en los que no esté claro".
