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El reglamento de Mateu Lahoz

Hay o había una tendencia general a considerar a Mateu Lahoz un buen árbitro por una forma particular de interpretar el reglamento. Pero en el fútbol el único margen para un juez está en las apreciaciones de determinadas acciones, siempre que la subjetividad no desvirtúe en lo esencial la norma.

el 30 sep 2012 / 00:10 h.

Imagen de la protesta en Madrid.

Tiende a flexibilizar por esa priorización de interrumpir lo menos posible el juego pero acaba por convertir el partido en una ruleta rusa. Porque a partir de ese concepto, no hay a qué atenerse. Interpretó involuntariedad en la mano de Thiago, que observó con claridad a un metro escaso de distancia, pero en una jugada similar mostró tarjeta amarilla a Rakitic. ¿En cuál de las dos se equivocó?

Cuando caminaba Gary Medel hacia Cesc Fábregas y Cesc Fábregas hacia Medel, del previsible encuentro debía salir otra interpretación. Y la bala de la ruleta acabó de nuevo en el cuerpo del Sevilla FC. En esta ocasión, tomó la decisión por consenso con su linier, y curiosamente, siendo un colegiado tan ávido en la interpretación, no vio cómo el barcelonista teatralizaba lo que no fue más que un leve contacto. Ahí estaba en el subconsciente la trayectoria que penaliza al chileno, que beneficia a actores como Cesc y que trastorna un partido que a partir de entonces fue otra cosa. Cuando agarró la tarjeta roja de su bolsillo no hubo forma de no relacionar la decisión con la recriminación que le permitió a Leo Messi camino de los vestuarios en el intermedio. Se tapaba la boca el argentino para evitar los subtítulos de las televisiones.

Está claro que no le estaba preguntando por un familiar enfermo. Ahí también dejó jugar Mateu Lahoz pero a José Miguel González Martín del Campo no le dio ninguna chance en su discusión y mandó al técnico del Sevilla a vestuarios. Dice que le llamó sinvergüenza. El madrileño lo niega, es decir, le llama mentiroso, como hizo aquella vez Pep Guardiola con Clos Gómez tras ser expulsado en un Almería-Barça. A fuerza de interpretar, Mateu Lahoz acabó por llevarse casi todo el protagonismo de un partido grande que el Sevilla supo encaminar, con un derroche físico (enorme trabajo de Paco Vallejo, el preparador físico) y táctico al alcance de pocos en esta Liga.

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