Cultura

El Reina Sofía muestra el manifiesto pictórico de Picasso

Las más de 400 obras de Picasso reunidas en el Museo Reina Sofía constituyen el gran manifiesto pictórico del artista malagueño al ser los picassos de Picasso, aquellas obras de las que nunca quiso desprenderse.

el 14 sep 2009 / 23:40 h.

Las más de 400 obras de Picasso reunidas en el Museo Reina Sofía constituyen el gran manifiesto pictórico del artista malagueño al ser los picassos de Picasso, aquellas obras de las que nunca quiso desprenderse.

Organizada gracias al extraordinario préstamo del Museo Picasso de París la exposición, que inaugurarán mañana los Príncipes de Asturias, muestra en su totalidad "la idea de lo que Picasso consideraba que tenía que ser la pintura", en opinión de Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, para quien no se trata solo de una exhibición de obras, "sino de un diálogo entre dos instituciones", agregó.

Uno de los principales atractivos de este diálogo es que, siendo Picasso un artista que escribió muy poco, la exposición permite hacer un recorrido por su trayectoria personal y artística, en la que experimentó con todos los lenguajes y en todos ellos fue un genio en constante ebullición.

El abultado número de obras prestadas han permitido organizar una de las más exhaustivas y ambiciosas retrospectivas del artista, que durante unos meses será el protagonista indiscutible del museo y de la escena artística nacional e internacional.

Pinturas, esculturas, cerámicas, dibujos, grabados, cuadernos de apuntes y 20 fotografías documentales del archivo del pintor se han dividido en un recorrido, principalmente cronológico, que transcurre en tres grandes salas dedicadas a exposiciones temporales.

A estas se une la sala de la Colección Permanente en la que se encuentra situado el Guernica, estableciéndose en ella un diálogo entre las obras del museo parisino y el Reina Sofía.

"El siglo XX es el siglo de Picasso, como mínimo la primera parte, y sin él es imposible entender los movimientos de la modernidad", comentó Borja-Villel, quien recordó cómo algunos artistas se preguntaron si era posible pintar después de Picasso "y fue necesario repensar la pintura desde cero".

El artista malagueño participó en diferentes movimientos, pero siempre desde un punto de vista personal, "replanteándose las ideas. Es la figura que consigue el nuevo objeto del deseo, que nos atrae continuamente. Su obra es la marca de lo que es la belleza y la auténtica modernidad", dijo el director del museo.

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