El relato del «despropósito»

A Sanz lo avisaron el martes a las 8.30, horas antes de presentar su candidatura, de que el elegido de Rajoy para liderar el PP-A era Juan Manuel Moreno Bonilla. Aún así se lo pensó, pero dio marcha atrás. No estará en la nueva ejecutiva.

el 15 feb 2014 / 23:15 h.

Zoido, Dolores de Cospedal y José Luis Sanz, en la junta directiva del PP-A. / Pepo Herrera Zoido, Dolores de Cospedal y José Luis Sanz, en la junta directiva del PP-A. / Pepo Herrera Después de más de un año y medio en vilo, dando bandazos y esperando a que Mariano Rajoy se decidiera a prestar atención a Andalucía, el PP andaluz puso esta semana punto y final a su agónica sucesión. Pero el partido, lejos de respirar aliviado, se quedó en shock inicial con el dedo señalador del presidente del Gobierno, al que muchos culpan del «despropósito» del relevo popular. Rajoy eligió a Juan Manuel Moreno Bonilla, que siempre estuvo en las quinielas, y se fió de los consejos de Javier Arenas, de Soraya Sáenz de Santamaría y de Jorge Moragas. Al hacerlo, rechazó a José Luis Sanz, el candidato que el líder andaluz, Juan Ignacio Zoido, y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, habían pactado y que reunía el consenso de todas las provincias, salvo Málaga y Cádiz. El resultado: el bando de Arenas salió victorioso pero las guerras fratricidas del partido han quedado al desnudo. Este es el relato final de un proceso plagado de errores. El lunes por la noche, Moreno Bonilla recibe una llamada del vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, comunicándole que Rajoy, de viaje en Ankara, lo había elegido para liderar el PP andaluz y para presentarse como candidato a la Junta. Cospedal se había negado a descolgar el teléfono para eso. El joven malagueño, secretario de Estado de Igualdad y Políticas Sociales, ambicionaba esa responsabilidad, aunque en alguna ocasión se autodescartó. Siempre estuvo en las quinielas como el candidato de Arenas y de un entorno del Gobierno –Sáenz de Santamaría o Fátima Báñez– con quien comparte generación y amistad. No era un tapado, pero sí un reservado que no se llegó a quemar. Otros dirigentes del PP-A opinan que Moreno Bonilla ha sido un candidato in extremis del que ha tirado Rajoy para frenar la opción de José Luis Sanz. Lo que está claro es que el presidente del Gobierno y del PP, que ha hecho mucho daño a la formación regional al dilatar en exceso el relevo, no quería al secretario general andaluz. Frenó dos veces su designación –la última en la antesala de la Junta Directiva Regional–, pero lo mantuvo con respiración artificial hasta el último minuto. A Sanz lo llamó Zoido el martes a las 8.30 de la mañana. Al alcalde de Sevilla lo había telefoneado previamente Cospedal, su principal aliada, para contarle que Rajoy había desbaratado sus planes. Los tres estaban noqueados. Zoido y Sanz quedaron en la sede de la calle San Fernando para hablar del tema. A las 12 horas, el número dos del PP-A tenía previsto presentar ante la prensa su candidatura al congreso extraordinario de los días 1 y 2 de marzo. Fuentes de su entorno aseguran que, desde hace tiempo, «entre todos lo fueron metiendo en esa dinámica» hasta que él mismo aceptó el encargo de suceder a Zoido. Llevaba dos años dirigiendo de facto el partido. Sus rivales en el PP le recriminan que «vaya de víctima cuando sabía dónde se metía». Sanz ya tenía en la cabeza a su equipo, pese a ser consciente de que dos presidentes provinciales –el de Málaga, Elías Bendodo, y el de Cádiz, Antonio Sanz– no estaban de acuerdo con su nombramiento. El alcalde de Tomares se pensó durante todo el martes si presentarse o no al congreso. Recibió muchas llamadas animándole. A Arenas no le ha cogido el teléfono en este tiempo, a pesar de que el vicesecretario de Política Local y Autonómica dijo el jueves en el Parlamento que sí había hablado con su «íntimo amigo». Al final, Sanz dio marcha atrás a su candidatura porque nunca podría competir con una persona elegida directamente por Rajoy. En el PP están acostumbrados a acatar las decisiones de sus superiores sin (aparentemente) rechistar. Quedó claro en la foto el miércoles por la mañana de Moreno Bonilla arropado por los ocho presidentes provinciales –seis de ellos le habían dado antes su apoyo a Sanz– en la presentación de su candidatura ante una nube de periodistas. Ese mismo día, a las 16.30 horas, Sanz y Moreno Bonilla quedaron para un café. El malagueño le ofreció el puesto que quisiera en la nueva ejecutiva –algo había avanzado en la rueda de prensa–, pero el todavía número dos rechazó el ofrecimiento. Sanz seguirá de senador y en el Ayuntamiento de Tomares y no formará parte de la nueva dirección, salvo que al final incluyan su nombre en uno de los puestos residuales o simbólicos. El miércoles por la noche Moreno Bonilla cenó en el Sevilla Bahía con Arenas y Antonio Sanz. Muchas voces en el PP andaluz ven en este «triunvirato» la mano que mecerá la nueva etapa del partido. También Bendodo, principal valedor de Moreno Bonilla e íntimo amigo, tendrá mucho que decir en la configuración del nuevo equipo popular. En esa negociación están ahora. Suenan varios nombres para el cargo de secretario general; el que más, el de Carmen Crespo, delegada del Gobierno en Andalucía, y por quien un sector del partido apostó como candidata. Cumple, además, un requisito importante: es una mujer en una ejecutiva masculina (los ocho presidentes provinciales son hombres). Fuentes populares sostienen que la maniobra que intentan los arenistas es situar a Crespo de número dos y a Antonio Sanz de delegado del Gobierno. Sea como fuere, lo cierto es que el perfil de los elegidos para la nueva cúpula popular dejará patente si los que van a mover los hilos del partido son los mismos que han estado durante casi dos décadas. «Sería un escándalo», advierten las fuentes. Cerrar heridas. Quedan dos semanas para el congreso y, aunque ahora todos cierran públicamente filas con Moreno Bonilla, el nuevo presidente del PP-A tiene que recomponer un partido dividido y cerrar las heridas que han quedado al descubierto. En sus primeras palabras ha apelado a la «unidad», pero aún habrá que ver cómo se resuelve el cónclave extraordinario. El malagueño, que dejará en breve su cargo en el Ministerio de Sanidad, viene dispuesto a hacer cambios para que el PP llegue a San Telmo. Su proyecto, aseguran desde su entorno, es a «medio y largo plazo». Lo primero que está intentando es darse a conocer rápidamente. Para ello ha emprendido una escalada mediática a nivel nacional al estilo de la que ha llevado a cabo la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Moreno Bonilla ejercerá su liderazgo fuera del Parlamento andaluz –no es diputado– y deberá resolver quién va a ser la voz del partido en la Cámara. En poco tiempo se desvelarán las cartas del nuevo PP andaluz.

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