El convento está completamente rehabilitado.El santuario de la cultura. El antiguo convento de los Mercedarios Descalzos del Corpus Christi de El Viso del Alcor recupera el esplendor de su pasado para reconvertirse en museo. Y eso después de verse maltratado por los distintos usos que con los años se le fueron confiriendo.
Edificado por Diego Pérez Alcaraz entre 1604 y 1617, el convento tenía un claustro y en torno a él se disponían en el piso bajo la cocina, el refectorio, la sala de reposo, la portería, la hospedería, y la sala capitular. Mediante una escalera se accedía a la planta superior, donde se encontraban las celdas de los frailes. Tal fue la importancia de este enclave en la vida del pueblo que adoptó como patrón al santo fundador de la orden: San Pedro Nolasco.
Tras las desamortizaciones del siglo XIX, el convento tuvo otros usos: almacén de trigo, casa cuartel de la Guardia Civil e incluso cárcel. Durante esos años se realizaron varios reformas que hicieron mella en el edifico y mermaron su original imponencia. De ese espacio solo se conservan el antiguo claustro y la escalera. Sin embargo, aquel complejo quiere reverdecer viejos laureles. El Ayuntamiento de El Viso del Alcor lo acaba de inaugurar con un nuevo sentido, con aires más vanguardistas y una nueva utilidad: será usado como museo tras concluir su rehabilitación. En la planta baja se intervino sobre todo en el cerramiento de la galería al patio del antiguo claustro y también para la adecuación de una sala polivalente. En la planta alta se creó una galería para exposiciones permanentes. También hay una sala diáfana en forma de ele que puede compatibilizar los usos expositivos y formativos. Se recupera también un gran espacio para conferencias en el recinto.
El alcalde, Manuel García (PSOE), señala que la intervención procuró "depurar los recursos que dotan de monumentalidad al antiguo claustro", a la vez que aclaró que con esta obra se culmina la remodelación efectuada en las calles del entorno.
El museo se estrena con una exposición muy de la tierra: la de la obra de Juan Roldán, hijo predilecto de la villa, que, sin embargo, no había expuesto en su propio pueblo en los últimos 50 años, a pesar de reconocerse a sí mismo como profeta en su tierra y de que parte de sus cuadros se inspiran en los paisajes de la campiña, tal y como él mismo los veía desde la ventana de su casa, ubicada en la calle Real, donde nació. La exposición se podrá ver gratuitamente hasta el 24 de abril.
Más que un museo, el nuevo edificio se erigirá en joyería de la cultura, en la que se expondrán los restos arqueológicos más importantes hallados en el pueblo. Y es que, de forma paralela, habrá una muestra permanente de enseres, algunos fechados en el neolítico. De hecho, se expondrán monedas, ánforas y lucernas, además de fósiles del pleistoceno. Todos estarán distribuidos a través de siete vitrinas, lo que supondrá algo inédito: el contacto directo, aunque solo sea visual, de los vecinos de ahora con el modo de vida de sus ancestros.
En un futuro, espera contar también con una pinacoteca con los obras ganadoras de los certámenes de pintura del pueblo.