El rector, en un momento de su intervención en el claustro, celebrado en la Facultad de Económicas. / El Correo
El reparto de horas de clase que ha regulado por segunda vez el Rectorado de la Universidad de Sevilla ha dividido en dos al claustro, el parlamento universitario. La fractura entre los profesores más jóvenes, aglutinados en Adius (Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad de Sevilla con una presencia importante en los campus de Viapol y Reina Mercedes), y los más veteranos quedó evidenciada ayer en una sesión claustral marcada por el debate sobre el Plan de Asignación Docente y el tapón en la carrera docente como consecuencia de la tasa de reposición del 10% impuesta por el Gobierno de Rajoy hace ahora dos años.
Los claustrales de Adius bombardearon al rector Antonio Ramírez de Arellano con una batería de preguntas-quejas sobre el reparto del encargo docente. La nueva normativa «transitoria», como subrayó el rector, fija como tope las 240 horas (24 créditos) y, en casos excepcionales, 320 (36 créditos), así como detalla, por primera vez, que el trabajo de un profesor universitario no es solo dar clases, sino investigar.
El profesor JuanCascales afeó al rector que no se asumiera en dicha normativa rechazada por tres sindicatos, el comité de empresa y la Junta del Profesorado Docente e Investigador la prohibición de bajar de 160 horas en departamentos en los que, por la carga docente, alguien tuviera que ir a 320. «Era una medida muy razonable. El profesorado joven al final es el que sale sobrecargado. Su carrera parte en desventaja», señaló después de recriminarle al rector que, con esta normativa, se «asume» parte del RealDecreto 14/2012, un texto que rechazó el claustro. Ramírez de Arellano puntualizó: «Nuestro posicionamiento en contra es político, pero no podemos declararnos insumisos». «Tenemos que buscar minimizar el efecto de ese Real Decreto y en esto estoy luchando como el primero, yo y mi equipo», aclaró el rector. David Patiño, miembro de la mesa del claustro, bajó del estrado para, en nombre de Adius, quejarse de la «falta de valentía» por parte del Gobierno de la Hispalense. «Los trabajadores rechazan este modelo porque los privilegios son los que prevalecen. No se han afrontado los desequilibrios». En el extremo opuesto, el profesor Juan José Toledo, que aplaudió el Plan de Asignación Docente porque «si se hiciera como pide Adius tendríamos una universidad de peor calidad». Sus palabras provocaron un pequeño revuelo que no le impidió, sin embargo, concluir su intervención haciendo hincapié en que «el problema no es la asignación de horas docentes sino la selección del profesorado. Debemos defender una universidad pública, sí, pero una universidad de calidad».
El rector desveló en su informe que el TSJA ha desestimado su reclamación en relación a la convocatoria de ocho plazas de catedráticos correspondientes a 2012. Estas fueron impugnadas por el Ministerio de Hacienda en un juzgado, el juzgado le dio la razón al Gobierno, la Universidad reclamó al TSJA y éste no le ha dado la razón. EL TSJA tiene que pronunciarse todavía sobre cinco plazas de profesores titulares también de 2012. El rector fue muy crítico con la actitud de la Junta en materia de política universitaria. Se mostró contrario a hacer pagar a los extranjeros el cien por cien de los costes, reclamó de nuevo agilidad en el pago de la deuda para evitar que en junio vuelvan a darse tensiones de tesorería y exigió una respuesta a la petición de convocar 34 plazas de ayudante doctor para cubrir necesidades urgentes y, de paso, dar una mayor estabilidad al colectivo del Personal Sustituto Interino (PSI). En relación a la tasa de reposición, Ramírez de Arellano recordó que hay 367 profesores que han pasado todas las evaluaciones para promocionar pero que no pueden hacerlo por el Decreto 14/2012.
