Cultura

El repaso. Pasó Madrid: calma chicha

Repaso y análisis de la actualidad de la Tauromaquia.

el 14 jun 2010 / 19:30 h.

* Pobre balance. Hemos pospuesto el balance definitivo a este mes y medio de toros en la plaza de Las Ventas hasta que ha doblado el último de la corrida del pasado sábado; un festejo extraordinario montado por y para satisfacer los alambicados condicionantes que requiere la contratación de José Tomás que, a la postre, ha sido el inevitable ausente del evento.

Fue El Juli el que asumió el difícil reto de dar sentido a un festejo que había quedado cojo. Al final casi llenó la plaza y le robaron una oreja para poner punto y final a un largo serial de toros en el que sólo mantienen el valor de su papel el propio Juli y Morante. Más allá, además del buen juego de tantos y tantos toros lidiados, hay que destacar una resurrección de El Cid, que debe rubricarse en las plazas de las ferias de verano. De lo demás, casi nada: un puñado de figuras que deben apretarse los machos con fuerza si quieren mantener la categoría de su papel. Sigue la fiesta...

* Efecto mariposa. Así lo bautizaba el compañero Javier García-Baquero. Los 40 días en el desierto del convaleciente José Tomás empiezan a cobrarse algunas víctimas inevitables para recomponer algunos abonos montados por y para su gloria mundana.

Y de muestra, un botón: El Divino había colocado como telonero de su prevista comparecencia en las Colombinas de Huelva al diestro choquero Emilio Silvera, un torero más que veterano, prácticamente retirado de la profesión, que había sellado con un apretón de manos su condición de abrecalles del galapagarino. De lo dicho ya no hay nada.

Y no deja de ser comprensible que la empresa comandada por Pereda y Polo se haya visto obligada a revocar su palabra para mantener el interés de un abono muy difícil de vender. Otras empresas, con los carteles pegados en las calles, han tenido que tragar con el telonero de turno y la ruina asegurada de unos carteles imposibles de recomponer. Son los efectos colaterales de una ausencia que invita a la reflexión.

* De las novilladas de abono. Al margen de la solitaria oreja lograda por Luis Martín Núñez, las novilladas dominicales incluidas en el amplio abono maestrante siguen mostrando las vergüenzas de un escalafón menor bajo mínimos que no ha querido, podido o sabido aprovechar la oportunidad de tantos y tantos novillos con posibilidades que se marcharon al desolladero con las orejas puestas.

El pasado domingo vivimos el enésimo episodio de un despropósito del que ya hemos hablado largo y tendido. Si éstos son los mimbres con los que tejer el cesto del futuro inmediato de la fiesta, andamos bien apañados. Y una petición a la empresa: que venga Juan del Álamo en los festejos que aún quedan por programar. Porfi.

* Un cartel de los 70. La alternativa del novillero Dámaso González en la tradicional corrida de Asprona de Albacete -un clásico de las retransmisiones televisivas de otro tiempo- ha servido a Francisco Rivera Ordóñez para rescatar el nombre de Paquirri.

El recordado maestro de Zahara de los Atunes encabezó muchos carteles junto los padres de los actuales Dámaso González y José María Manzanares en la dura década de los 70. Ambos han heredado el nombre de sus respectivos progenitores, aunque no se han repartido por igual los talentos de gran figura.

Dejémoslo ahí y centrémonos en el brillo nuevo de un ilustre apodo que Rivera Ordóñez Paquirri podría perpetuar en el último tramo de su trayectoria como matador.

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