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El retablo del Gran Poder se resana de las heridas del paso del tiempo

Las maderas que durante 43 años consecutivos han cobijado su zancada reposan hoy en una gigantesca nave del polígono industrial El Cerro, a la salida de Guillena. Es allí, en el taller de Carpintería Religiosa y Tallas S.L., donde el retablo del Gran Poder se resana de las heridas del paso del tiempo.

el 15 sep 2009 / 05:59 h.

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Las maderas que durante 43 años consecutivos han cobijado su zancada reposan hoy en una gigantesca nave del polígono industrial El Cerro, a la salida de Guillena. Es allí, en el taller de Carpintería Religiosa y Tallas S.L., donde el retablo del Gran Poder se resana de las heridas del paso del tiempo.

La instalación de un telón cortafuegos en el camarín del Señor ha hecho necesaria su adaptación. El retablo que tallara en 1965 el desaparecido maestro Manuel Guzmán Bejarano para cobijar a los titulares del Gran Poder en su nueva casa de San Lorenzo ha sido desmontado, pieza a pieza, para su limpieza y restauración, tarea que no ha sido nada fácil.

Ayudados de una pluma telescópica, los miembros del taller de Carpintería Religiosa y Tallas, encargados de su restauración, emplearon toda una semana para desmontarlo. "El problema es que todo el mecano estaba clavado con puntillas, en lugar de tornillería como hoy se hace, por lo que estaba hecho prácticamente una pieza", explica Francisco Domínguez, uno de los socios del taller, quien además incide en el "enorme volumen" de algunas de las piezas. "No sabemos cómo podían subir esas piezas ahí...".

A pesar de que camina ya hacia el medio siglo de vida, su estado general de conservación es bueno. "El dorado y las piezas de ornamentación son las que están más afectadas", con la presencia de algunas grietas evidentes por los movimientos de turgencia (contracción y dilatación) de la madera.

No hay que olvidar tampoco, repara Jesús Caballero, otro de los socios del taller, que el retablo también debió sufrir las consecuencias del incendio desatado en 1985 en la habitación donde los fieles encendían cientos de velas en honor del Señor. "Las huellas del fuego son más evidentes en el cornisamento y en el ático, las piezas más salientes del retablo, muy ennegrecidas por el humo".

La colocación del mecanismo de protección del camarín, provisto de tres hojas de cierre, obligará a retranquear el retablo hacia delante entre 25 y 45 centímetros, por lo que en Guillena se encargarán de confeccionarle un esqueleto interno nuevo, aparte de reponer las piezas que sean necesarias sustituir y de enriquecer con nueva ornamentación las hornacinas laterales, que ganarán en profundidad, aunque respetando su línea estilística. Para estas labores, que se prolongarán hasta el mes de octubre, se empleará madera de pino de flandes de primera calidad, la misma en la que está construido el retablo.

En Sevilla mientras tanto, en pleno corazón de la feligresía de San Marcos, el dorador Miguel Santana se encarga de la limpieza y el dorado del retablo. "Desgraciadamente, nos ha sido imposible recuperar su dorado original en oro bajo. El incendio y el hollín de las velas se han encargado de ennegrecer demasiado su superficie. Lo que sí se va a recuperar es la policromía de los ángeles y las frutas y flores que lleva". El resultado será un dorado "apagado".

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