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El rey de la Buhaira

Las II Noches de Verano vuelven al Palacio de la Buhaira, un lugar singular que, aun cambiando, siempre tiene un rey...

el 14 jul 2010 / 06:19 h.

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Dicen que sólo las calles del barrio de Santa Cruz alivian en estos días la calima, pero eso no es del todo cierto. “Ahí va un secreto: existe una huerta, con sus olivos, su estanques y todo, que resguarda del calor más que ningún otro lugar de Sevilla”, explica un anciano sevillano del barrio de San Bernardo.

Quizás sea así porque la huerta se construyó allá por 1170 para arropar a un palacio árabe, y ya se sabe que los árabes en esto del calor... “Pero, atendiendo al presente, poco queda de lo árabe y del palacio en la huerta, más que el nombre que recuerda el comienzo de su historia: Palacio de la Buhaira”, prosigue también la suya el abuelo sentado en un banco de los jardines protagonistas.

“Del palacio quedan unas pocas ruinas plagadas de basura: botellas rotas de cerveza, de whisky, otras de plástico, cáscaras de pipas y muchas, muchísimas colillas de cigarros.” Y aunque nadie pone en duda que en la casa del califa Abu Ya Qub Yusuf se comiera, se bebiera y se fumara, la Coca-Cola y el Chesterfield seguramente no eran las marcas estrellas de aquellos tiempos...

“De la época árabe quedan las especies de árboles, así como el sistema de regadío. Sin duda, lo mejor que hay en los jardines.”  Pero llamarlos sólo árabes sería engañar a la historia: “Hubo años en los que el Caño de Carmona, por el que llegaba el agua a Sevilla, se quedó seco. La huerta tuvo entonces que ser reforestada en el siglo XVI, cuando fue vendida a Catalina de Ribera y pasó a llamarse Huerta del Rey.”

Entonces, donde estaba el antiguo palacio árabe, se levantó otro más “que tampoco es el Santa María de los Ángeles, ese que ahora se ve ahí”, destaca el anciano cuentacuentos observándolo.

Santa María de los Ángeles es el actual Palacio de la Buhaira, un centro cívico presidido por un enorme estanque que “más que por grande, destaca por sucio”. Pero a pesar del descuido de algunas de sus zonas, los Jardines de la Buhaira son de los lugares más cromáticos e íntimos de Sevilla. Cromático, por las especies vegetales; íntimo, también gracias a éstas: palmeras datileras, olivos, naranjos, albizias y jacarandas.

“Y aunque está enquistado en mitad de la ciudad, este parque te transporta a los años en los que aquí alrededor no había más que naturaleza”, explica el abuelo señalando al gentío de la avenida Eduardo Dato.

Ahora, cuando se hace la noche, el abuelo permanece hasta bien tarde sentado en el banco de los jardines; las II Noches de Verano en el Palacio de la Buhaira se lo permiten. Bajo el cielo estrellado, y frente a actuaciones de teatro, recitales de ópera y conciertos de pop, rock, blues, copla o flamenco, el ‘rey’ continúa así narrando la historia de su huerta de la Buhaira.

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