Como hermano mayor maestrante, y no sólo por ser Rey sino por la tradición familiar que lo precede (hay que recordar que una estatua ecuestre de su madre, doña María de las Mercedes, condesa de Barcelona, preside la entrada de la Maestranza), don Juan Carlos hizo ayer una defensa del mundo del toreo, al que calificó de “buen lance” del que nace “un mundo cultural y artístico fecundo”.
El monarca, que estuvo presente en la entrega de los Trofeos Taurinos concedidos por la Real Maestranza de Sevilla en la pasada Feria de Abril y los premios universitarios a los mejores expedientes académicos de la Universidad de Sevilla en el curso 2008/2009, defendió “por supuesto”, como afirmó ante los periodistas, la fiesta del toreo y agradeció a la Real Maestranza “su apuesta ejemplar a favor del trabajo, de la excelencia y de las grandes tradiciones”.
Como prueba de su adhesión a la defensa de la fiesta, el Rey ensalzó la remodelación “airosa y bien plantada” de la plaza de toros de la Maestranza que, minutos antes, inauguró tras las obras de modernización de sol alto y sombra alta, “una mejora más que importante en aspectos de seguridad y comodidad”, según explicó el teniente de hermano mayor, Alfonso Guajardo-Fajardo.
El que apoyó igualmente a la fiesta nacional porque “el entorno cultural de los toros ha asumido también el desafío de la sostenibilidad” fue el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que enfatizó que “las dehesas son un motor de riqueza para Andalucía” antes de desear “a todos muchas y buenas tardes de toros”.
Griñán rindió homenaje al recientemente fallecido Miguel Delibes y apostó por un “equilibrio entre naturaleza y progreso”. Precisamente la palabra “progreso” fue de las más escuchadas en el albero de la Maestranza al premiarse a los mejores alumnos universitarios. El rector de la Universidad de Sevilla, Joaquín Luque, abogó por “fortalecer la metáfora de la universidad como espacio aristocrático del saber [...] democrática en su base, pero generadora y transmisora de los más altos conocimientos”.
Don Juan Carlos dijo estar “seguro” de que estos universitarios “mantendrán siempre actualizados sus conocimientos y cooperarán de un modo u otro al mejor progreso de la investigación humanística y científica”. En un discurso con constantes referencias al futuro, el Rey ensalzó un “espíritu de servicio que espoleará en nuestra sociedad la voluntad de superación, en favor de Andalucía y de España entera”.
El presidente de la Junta, que estuvo también acompañado en la mesa de honor por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería, Alfonso Guajardo-Fajardo, el rector de la Hispalense, Joaquín Luque, y el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, calificó a los universitarios distinguidos como “lo mejor de Andalucía”. Igualmente, reconoció el mérito de toreros, subalternos, rejoneadores, picadores y banderilleros premiados por sus “muchas horas de preparación, de entrenamiento y de cualificación”.
Con los premios, según José Antonio Griñán, “se hace justicia a un camino de superación, a un camino de madurez y cualificación”. Como el monarca, que tuvo palabras para las familias por “transmitirles conocimientos, saberes y experiencias”, recordó a quienes les “han acompañado”.
Pero también hubo espacio para los mensajes políticos después de las polémicas declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. El presidente de la Junta expresó en sus palabras otro alegato en favor de Andalucía: “La mediocridad, la falta de calidad, la pereza, no tienen que ver con los andaluces en contra de lo que los tópicos han pretendido consagrar”. “Lo andaluz va ligado al mérito y al trabajo. Y por ellos queremos que se nos reconozca a los andaluces en el mundo”, afirmó rotundo Griñán.
