No hubo referencia alguna ni al famoso "¿por qué no te callas?" ni al duro año que ha vivido, pero el Rey no se dejó ninguna cuestión importante en el tintero. El mensaje principal volvió a ser el de unidad para acabar de una vez con el terrorismo y el de saber convivir en un país que se define por su "diversidad".
Todos los años el mensaje de Navidad de don Juan Carlos es más o menos el mismo, pero este año había una especial expectación ante sus palabras habida cuenta del intenso año que ha vivido la institución de la monarquía y el propio Rey en particular. Al final no hubo menciones personales ni centradas en la institución monárquica, con lo que el discurso discurrió por una línea tradicional con un especial hincapié, eso sí, en el papel de la Constitución. A lo largo de su discurso, el monarca también se refirió reiteradamente a los conceptos de "unidad", "integración", cohesión", "consenso" y "juntos".
Pero una vez más el principal argumento fue el terrorismo, una lacra ante la que hay que estar más unidos que nunca. "Necesitamos cuanto antes una cultura de unidad que haga efectivo el compromiso de todos los demócratas para acabar definitivamente con el terrorismo", un "inaceptable ataque a nuestros derechos y libertades".
"objetivo urgente". Don Juan Carlos recordó que el año que termina -en el que se rompió el diálogo con ETA y se intensificó el enfrentamiento de Ejecutivo y oposición en torno a este asunto- comenzó con "la rabia, indignación y sufrimiento" por el brutal atentado de Barajas, y termina con "el profundo dolor y firme repulsa del vil asesinato de dos guardias civiles". El monarca subrayó que siempre ha afirmado que acabar con el terror es "un objetivo urgente e imperativo para el Estado, un deseo de los ciudadanos, una obligación de todas las fuerzas democráticas y un deber frente a las víctimas y sus familias, a quienes nos debemos y recordamos con el mayor afecto en estas fechas".
El Rey reclamó que se pongan todos los medios contando con la "abnegada labor" de las fuerzas de seguridad, con la Justicia, con todos los instrumentos del Estado de Derecho y la cooperación internacional", para responder "a la barbarie terrorista. Y dejó claro que "juntos lograremos las soluciones precisas si ponemos la voluntad y los medios para ello", y en ese contexto opinó que le "parece de especial importancia reclamar de nuevo a nuestros partidos políticos mayores esfuerzos para alcanzar el necesario consenso en los grandes temas de Estado". Esta exigencia cobra particular interés en una legislatura que ha estado marcada justo por lo contrario: la discrepancia y la falta de acuerdo en todo.
Para el jefe del Estado la grandeza de la política consiste en entenderla como servicio al ciudadano. En este sentido, señaló que "la España que representa nuestra Constitución está concebida para integrarnos a todos" y para asegurar el patrimonio común y nuestra diversidad. "Unidad y diversidad -matizó- se vertebran en nuestra democracia como conceptos que nos definen y que, debidamente integrados en el marco constitucional, que nos hemos dado, nos han permitido y permiten progresar como gran nación".
Carta Magna de la que recordó que el próximo año cumple su 30 aniversario. Tres décadas, aseguró el Rey, de progreso que deben avalar nuestra confianza en el porvenir de España, "un país moderno, unido y diverso, justo y solidario con mayor bienestar para todos".
