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El rey y la reina de la Feria

No nos referimos a Juan Carlos y Sofía, sino al fino y la manzanilla, verdaderos protagonistas del copeo en el Real.

el 29 abr 2011 / 10:36 h.

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Aunque muchos ya no se acuerden, hace años eran los finos de Jerez y El Puerto los que se turnaban cada año en la Feria de Abril sevillana en el liderazgo del favor del público, un año La Ina, otro fino Quinta, Tío Pepe, incluso San Patricio o alguna otra etiqueta menos popular por estos lares. Luego vino la moda de la manzanilla sanluqueña, que si es más suave, que si emborracha menos, etc., leyendas urbanas, como se dice ahora, para justificar la preferencia por el generoso de Sanlúcar de Barrameda. Así se hicieron las dueñas del Real, La Guita, Zuleta, La Goya, Solear o La Gitana.

Porque lo cierto es que fino y manzanilla son similares. Son vinos generosos, es decir, con alcohol vínico añadido a un vino base procedente de un mosto blanco elaborado con uvas de la variedad Palomino Fino, cultivadas en las famosas tierras albarizas del marco de Jerez, con la misma graduación alcohólica, 15o, y el mismo sistema de crianza, que no es ni más ni menos que el de soleras y criaderas propio de los generosos de la denominación.

La crianza en el caso de finos y manzanillas es biológica, con ese milagro natural que es la capa de levaduras que protege a estos vinos de la oxidación, el velo flor, que origina vinos muy secos, punzantes en nariz y con ese amarillo pálido brillante tan característico.

Tuvimos la ocasión recientemente de catar los excelentes vinos de la sanluqueña Bodegas Zuleta, junto al presidente de su consejo administrativo, José María Bustillo, y su actual director general, Jorge Pascual, expresidente del consejo regulador de la denominación de origen Jerez-Xerez-Sherry, manzanilla de Sanlúcar, la más antigua de España por cierto, que nos comentaron las peculiaridades de estos verdaderos tesoros enológicos que se crían en Andalucía y que desde hace siglos, han dado fama mundial a nuestros vinos. Jorge Pascual nos relataba la influencia del microclima de la desembocadura del Guadalquivir, los aires de la costa y Doñana, para ese ligero matiz diferenciador de las manzanillas, como las magníficas La Goya y Zuleta de su bodega, con respecto a los finos que se crían tierra adentro.

En cualquier caso, fino o manzanilla, para acompañar el jamón ibérico, las gambas o, por qué no, la más modesta tortilla de patatas. Buena Feria.

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