Lo que está en juego no es simplemente que los preparativos de un evento internacional y la realización del mismo sean un éxito. Eso es efímero. La apuesta es meter a Sevilla en la Champion de los conciertos más importantes del mundo. De ahí la carga de responsabilidad que se vive, por ejemplo, en el Ayuntamiento. El alcalde sabe, mejor que nadie, el trabajo que ha costado traer este concierto a Sevilla, para el que había otros novios. El comportamiento y el trabajo, desde hace meses, de los dirigentes del Estadio de la Cartuja ha sido meticuloso y exquisito. Ahora recogerán el fruto sembrado. Pero la ciudad se la juega para el futuro. Aquí ya no viene casi nadie del nivel de Madonna. Madrid, Barcelona, Valencia, y hasta El Ejido, caso Rolling Stones, con todos los respetos. Si lo hacemos bien, ganamos. Si nos estrellamos, a esperar otros muchos años para disfrutar de un acontecimiento mundial. Quedan sólo 6 días. Ahora hay que bordarlo.
