Alrededor de 25 personas participan en la operación, cuatro de ellas buzos que ayudan a enganchar los tirantes de la grúa -de cien metros de altura (dos más que la Giralda)- a los extremos de las puertas, sumergidas parcialmente en el río para que moverlas sea menos pesado.
La semana que viene, tras la instalación de las cuatro compuertas construidas por Astilleros de Sevilla , esa misma macro grúa alzará los dos puentes móviles que faltan (uno para el ferrocarril y otro para vehículos rodados), puesto que el tercer tablero para camiones ya está instalado. Sus dimensiones también impresionan: levantados son más altos que el puente del Alamillo. Entonces, la obra estará casi lista. Sólo faltarán las pruebas de los sistemas (todos duplicados para evitar que las averías paralicen el tránsito portuario). Es decir, que la esclusa podría estar en marcha a final de año, si bien no se inaugurará hasta marzo o abril, según explicó el presidente del Puerto , Manuel Fernández.
Además de duplicar el tráfico de mercancías del Puerto hispalense, la nueva esclusa (que costó casi 200 millones de euros y cuatro años de obras) evitará que se repitan estampas como las de la riada de Sevilla de los años 50. "Con esta esclusa es prácticamente imposible una inundación similar. Forma parte del muro de defensa", subrayó Fernández, quien insistió en que no cree que los informes medioambientales encargados pongan pegas al dragado de las zonas menos profundas del río para que puedan pasar barcos de más calado. La intención del Puerto es licitar la obra en 2010.
