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El río, otra forma de pedalear

Para carril bici, el río. Pedalquivir es la única empresa sevillana que alquila hidropedales para poner a prueba las piernas de ese modo.

el 10 oct 2009 / 17:56 h.

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Los domingos no se hicieron para trabajar. Es el día de descanso por excelencia, y ya sea para estar tumbado en el sofá mando en mano haciendo zapping sin parar, o para salir en familia a dar un paseo, lo que es evidente es que el sevillano sabe cómo sacarle partido a 24 horas de vacío laboral. Si no ha podido irse a la playa este puente o no ha querido poner a prueba su paciencia en los eternos parones de tráfico y se ha quedado en la ciudad, tranquilo, que aquí hay de todo.  ¿Que no sabe qué hacer un caluroso once de octubre? La empresa Pedalquivir se lo pone fácil: un paseo a bordo de un hidropedal -barcas propulsadas con pedales- por el río Guadalquivir para refugiarse del sofocante calor gracias a la brisa de las corrientes.

Lo único que tiene que hacer es acercarse al Muelle de la Sal. Allí encontrará una plataforma que no sólo acoge trece embarcaciones de distinto tipo, sino que también, entre travesía y travesía podrá tomar un refresco o aperitivo en el bar que se levanta sobre la estructura flotante. "Tuve que complementar el negocio de los hidropedales con el bar porque no ganaba demasiado", comenta el dueño de la empresa Pedalquivir, Carlos Medina Garrote, un cordobés de nacimiento que levantó su pequeño monopolio -es la única empresa que ofrece este servicio en toda la ciudad- allá por 1987 movido por una pasión fuera de lo común por los barcos, las canoas, las piraguas y cualquier cosa que se mantuviera a flote en el agua.

El Muelle de la Sal no está en un sitio apartado y recóndito. Ir a darse un paseíto a bordo de un hidropedal no le obligará a coger el coche o el autobús. Es domingo, un día para pasear. Puede salir de casa, con los niños a cuestas, la pareja o los amigos y dirigir sus pasos hacia el río. ¿Hace cuánto no pasea por el entorno de la Torre del Oro? Pedalquivir está junto a ella, a orillas del río, cerca de la Maestranza, del monumento a la tolerancia de Chillida y del puente de Triana. Una vez hecho el recorrido de rigor, ése que un turista no se salta ni loco y que los sevillanos, por ser sevillanos, descuidamos más de lo que deberíamos, puede sentarse en la plataforma del río, tomar algo fresquito y después embarcarse en un aventura acuática a lomos de uno de los 10 hidropedales.

Si prefiere utilizar los brazos a las piernas, no hay problema. Pedalquivir dispone de un bote de remo y de una piragua. ¿Que no quiere mover extremidad alguna y prefiere dedicarse a contemplar el paisaje? Puede hacerlo durante una hora gracias al bote con motor por 35 euros.

Hay límites. Si alguno, una vez embarcado, tiene la tentación de huir río abajo, sepa que sólo podrá navegar desde el puente de las Delicias hasta el Parque del Alamillo. Carlos tiene años de experiencia y ha visto casi de todo: "La gente se baña continuamente, se tira de cabeza o se empujan entre ellos jugando", cuenta. Aunque hay normas: No ponerse de pie, alejarse del rumbo de otros barcos y evitar colisiones. "Pero chocan mucho, y se hacen grietas por las que entra el agua". Es él mismo quien arregla los desperfectos, "Un poco de poliéster y fibra de vidrio y listo", afirma.

Los extranjeros superan en demanda a los nativos, y con ellos se entienden "como podemos", dice Carlos. Hoy domingo, de once de la mañana, a once de la noche, es una buena ocasión para entender de qué va eso del hidropedal en el Guadalquivir.

De utilidad:

Qué: Pedalquivir, la única empresa sevillana dedicada al alquiler de hidropedales, ofrece un plan magnífico para el domingo: pasear por el Guadalquivir a bordo de una de sus embarcaciones.
Precio: Depende de la embarcación. El hidropedal para dos personas cuesta 10 euros la hora; para más de dos, 15 euros. Alquilar el bote de remo cuesta 12 euros la hora y la piragua, diez. El bote con motor vale 35 euros.
Normas: Es lo primero que se ve al entrar en el muelle, escritas tanto en español como en inglés. Dicen así: Alejarse del rumbo de barcos de mayor tamaño, evitar colisiones, no ponerse de pie y no montarse más gente de la recomendada para cada embarcación.
Dónde: En el Muelle de la Sal, en el paseo del río, cerca de la Torre del Oro.
Cuándo: Todos los días del año, excepto cuando hay tormentas. El horario es de 12.00 a 23.00 horas entre semana, y de 11 a 23.00 los fines de semana.
Bar: Pedalquivir también tiene, desde el año 2000, un bar sobre la plataforma del muelle. En él puede tomar cervezas o refrescos a 1´50 euros, cubatas a 5, o tapitas como tortillas, empanadas o montaditos por dos euros.
Para saber más: Visite www.pedalquivir.com, o llame al 679 194 045.

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