“Es un buen fichaje.” Así resumió ayer el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, el nombramiento como obispo auxiliar de la diócesis hispalense de Santiago Gómez Sierra, el canónigo de la catedral de Córdoba que presidió los tres últimos años de Cajasur y que, desde este cargo y como parte muy activa en la negociación, llevó a la entidad bancaria cordobesa a negarse a la fusión con Unicaja, a ser intervenida por el Banco de España y a acabar en manos de la vasca BBK.
Con su llegada a Sevilla, Asenjo logra un doble objetivo: saca a Gómez Sierra de Córdoba (donde tiene el estigma de ser el hombre que entregó Cajasur) y refuerza su propia posición con un hombre de su absoluta confianza, llamado a ser el capitán de su guardia pretoriana y comandar las reformas que quiere acometer.
El arzobispo hispalense no ahorró ayer elogios para el hombre que será su mano derecha: lo definió como “un sacerdote piadoso, de profunda vida interior, celoso, sumamente trabajador, humilde y sencillo, muy inteligente y bien preparado intelectualmente”. De puertas para adentro, de su perfil se incide en su enorme capacidad de trabajo, su carácter disciplinado y su preparación para cuestiones relacionadas con la escuela católica y la educación, sentido en el que Asenjo ya anuncia que le “encomendará algo” relacionado con este terreno.
Eso sí, el arzobispo quiso dejar claro que su nombramiento no es una operación para sacarlo de Córdoba porque allí esté amortizado. “Ya no está en un avispero”, recalcó, al tiempo que incidió en que Gómez Sierra actuó al frente de Cajasur “con gran rectitud de intención e inteligencia”. Su prioridad en este sentido fue no sólo defender “los intereses de la Iglesia, sino ante todo los intereses de los trabajadores” de la entidad. “Hizo un trabajo encomiable”, pese a que su gestión acabó con la desaparición de Cajasur (de la que formalmente sólo queda el nombre) de la vida de Córdoba.
La comparecencia de Asenjo –que fue una defensa a ultranza de Gómez Sierra, su amigo personal– empezó al mediodía, con el repique de campanas con el que la Giralda celebraba la designación del obispo auxiliar, que el Nuncio Apostólico en España confirmó en una misiva del pasado día 10 pero que por su indicación expresa no podía hacerse público hasta las 12 horas del 18 de diciembre. Formalmente la designación la hace el Papa, y también formalmente el nombre elegido ha salido de seis candidatos que al final quedaron en tres, terna que se presentó a Benedicto XVI para que escogiera, aunque con el nombre de Gómez Sierra bien subrayado en rojo.
El nuevo auxiliar (que también es obispo titular de Vergi, un nombramiento poco menos que honorífico) será ordenado como tal por el propio Asenjo el próximo sábado 26 de febrero. El arzobispo hubiese preferido un día después para facilitar la presencia de más prelados, y es que da por hecho que con la fecha elegida “tendremos menos obispos, pero más sacerdotes”.
Gómez Sierra (cuya designación no implica que vaya a ser el sucesor de Asenjo en el futuro) ejercerá también las labores de vicario general, un puesto que hasta entonces mantendrá Teodoro León, que seguirá como moderador de la curia. En la práctica ambos llevarán la vicaría general, con León “ubicado en el flanco administrativo y jurídico” y Gómez Sierra “en el flanco pastoral”.
La llegada del obispo auxiliar supone recuperar una figura que no solicitó Amigo Vallejo, pero que por ejemplo abundó (hubo hasta cuatro) en tiempos de Bueno Monreal. ¿Y por qué lo solicita Asenjo? “Probablemente el cardenal Amigo tenía más fuerza que yo”, y es que con esta ayuda busca “un mejor servicio a la diócesis”. “Compartirá conmigo presencia en las parroquias y nos repartiremos las visitas pastorales”, concluyó.
