La ministra de Defensa, Carme Chacón, desmintió ayer que el ataque sufrido por un sargento del Ejército de Tierra español en Afganistán el pasado miércoles fuera perpetrado por talibanes u otros islamistas radicales.
Según explicó durante su visita a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), la agresión se atribuye a "delincuentes comunes" sin ningún tipo de componente ideológico, que formaban una bien estructurada banda especializada en obtener dinero a cambio de permitir el tránsito de convoyes -tanto civiles como militares- por el paso montañoso que une Herat y Badghis, muy cerca de donde se produjo el fuego cruzado de ayer con los radicales afganos.
Chacón aseguró que el militar, identificado con las iniciales J.E.S.A. y del que no ha trascendido origen ni edad, está evolucionando "muy bien" de sus heridas, que llamó por teléfono personalmente a su familia para informar de lo sucedido y que no será necesario repatriarlo a España. Sus lesiones se produjeron no porque fuera alcanzado directamente por un proyectil, sino porque rebotó en el suelo uno de los disparos que le lanzaron los delincuentes y acabó por alcanzarle en una pierna.
El llamado batallón electoral tuvo que responder al ataque con fuego de fusilería y lanzagranadas, armamento "potente" dado el calibre de las municiones usadas por la banda.
En la misma zona, otras tropas de la OTAN han sufrido ataques en los últimos dos días, pero no de delincuentes comunes, sino de talibanes, ya que el paso es fundamental para controlar las comunicaciones y el flujo de bienes y mercancías y, por eso, es uno de los escenarios de combate abierto más frecuentes del país. Además, ayer se conoció que otros 21 insurgentes murieron en Kabul y Khyber (ya en suelo de Pakistán), por enfrentamientos con la Policía que están formando las misiones internacionales.
También se produjo una baja entre el contingente de la OTAN, ya que un soldado inglés murió el miércoles en Helmand, al sur del país.
