Independencia a un golpe de botón. Más de 17.000 grandes dependientes y mayores de 80 años pueden vivir solos gracias al servicio de teleasistencia domiciliaria. Si surge algún problema sólo tienen que pulsar un botón para que el médico llame a su puerta.
"No se preocupe, su unidad de alarma está llamando". Una voz automática pregrabada es la respuesta a una llamada de auxilio antes de que, en pocos segundos, un trabajador social atienda el teléfono. "¿Cómo se encuentra, Victorina?" "Estoy como siempre, regular por la vejez", responde la aludida. Victorina Molero tiene 85 años y asegura que nunca se quita el dispositivo que lleva colgado del cuello. "Me viene de perilla porque yo no me quiero ir a vivir con nadie", asegura.
El servicio de teleasistencia permite a personas en situación de dependencia y a sus familiares una mayor autonomía y está incluido expresamente en el catálogo de servicios a prestar por las administraciones públicas de la Ley para la Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia.
El presupuesto destinado se ha multiplicado más de 10 veces en los últimos ocho años. En 2001, fue de 1.935.282, 60 euros, mientras que en 2008 la partida asciende a 12.382.975,59 euros. En realidad, el servicio no cuenta con un presupuesto cerrado, porque "depende de la cantidad de usuarios que lo soliciten".
Por su parte, el delegado provincial de Igualdad y Bienestar Social, Manuel Gálvez, asegura que no habrá ningún tipo de merma en los presupuestos de los servicios asistenciales y califica de "bueno" el ritmo de valoración de solicitudes de ayuda, de las que ya han valorado el 80% de las recibidas. El área metropolitana alcanza los 17.245 usuarios, 20.600 en toda la provincia.
Victorina Molero vive en el sevillano barrio de La Plata y es una de las 17.243 personas que se benefician del servicio de teleasistencia en el área metropolitana. Como ella, son grandes dependientes o mayores de 80 años que sin el sistema no podrían vivir solos. Hace cinco años, Victorina sufrió una trombosis que le quitó el habla durante un mes. Ahora toma todos los días media pastilla de Sintrom, que al diluir la sangre le puede provocar pequeñas hemorragias.
Cuando eso ocurre, Victorina aprieta el botón y los asistentes acuden a su casa. "No se mueven de aquí hasta que no llega mi hijo, que vive en San Juan de Aznalfarache", dice. Victorina cuenta que otra vez necesitó ayuda porque no se podía levantar, pero lo normal no es una emergencia. Además de chequeos mensuales como análisis de sangre o la toma de la tensión, Victorina recibe "casi todos los días" una llamada de teléfono. "Y si tardan, llamo yo", dice.
Desde el propio Servicio Andaluz de Teleasistencia también se efectúan llamadas a los beneficiarios para hacer un seguimiento sobre su estado y, en cuanto al motivo de las llamadas que los usuarios realizan al servicio son, en su mayoría, simplemente para mantener una conversación o solicitar información, mientras que cerca de un 10% se debe a una emergencia.
