El partido de hoy va incidir realmente poco en el futuro del Sevilla a nivel deportivo. Prácticamente debe darse una catástrofe para que el equipo nervionense no finalice la primera fase de la Liga de Campeones como primero de su grupo. Ya con los octavos de final en el bolsillo desde hace un par de jornadas, le basta un empate ante el Rangers o ni siquiera eso. Si no gana el Unirea en Stuttgart ya sabrán los hispalenses que se enfrentarán a un segundo de otro grupo y que el partido de vuelta de la eliminatoria se celebrará en Nervión. Si a esto sumamos que el histórico equipo escocés llega a Andalucía con la nula ambición de jugarse sólo el dinero, el atractivo de la cita se rebaja considerablemente.
Claro que, por otra parte, no está la historia del Sevilla para desprestigiar encuentros del máximo nivel continental; ni las arcas del Ramón Sánchez Pizjuán para menospreciar 800.000 euros, los que la UEFA ingresa a cada club por cada victoria en este torneo; ni la moral sevillista para desechar una oportunidad para reencontrarse con una victoria que no llega desde hace tres encuentros –Unirea, Málaga y Valladolid–; ni Negredo para dejar pasar partidos sin romper su semiesotérica mala racha en el estadio blanquirrojo; ni Manolo Jiménez para ganarse adeptos en su plantilla para la causa, que se avecinan “tiempos difíciles” y hay que tener al máximo número de efectivos posible subidos al barco.
BAJAS. El técnico de Arahal lamentó ayer los múltiples imprevistos surgidos, en forma de lesiones, que está sufriendo la plantilla que tiene a cargo. Ayer citó a 18 futbolistas, de los cuales dos son canteranos y 16 los aptos del primer plantel. A esos 16 en condiciones físicas sólo se pueden sumar lesionados. Por un lado, los casos eternos de Fazio y Acosta, año y pico ha. Por otro, los de Luis Fabiano y Escudé, que no reaparecerán hasta 2010. En otro capítulo hay que integrar a Adriano, cuyas molestias abdominales se están alargando demasiado, inesperadamente, a Sergio Sánchez, cuyas gripes continuadas hacen aconsejable alguna ropa más de abrigo, se supone, y Squillaci, al que Jiménez no quiere forzar pensando en la Liga. Con el irrelevante caso de De Mul, que sigue en Holanda rehabilitándose de su lesión, son ocho bajas, más 16 aptos, 24 futbolistas del primer plantel, porque el que hacía 25, Chevantón, ya se entrena con el Atalanta.
Ante estas circunstancias, bueno sería que Jiménez rote, dentro de lo posible, lo máximo. Es decir, en el centro del campo, dando descanso a Renato e incluso a Zokora para dar minutos a Romaric. En las bandas, incluyendo a Capel por Perotti, porque Navas no entiende de rotaciones. Y en la delantera, dando minutos a dos atacantes que necesitan goles como el comer, Negredo y Koné, sobre todo teniendo en cuenta que Kanouté no está al cien por cien, según explicó ayer el propio técnico sevillista.
Otra opción sería aprovechar el exceso de mediocentros en la convocatoria, hasta cinco, dando entrada en la alineación titular a tres de ellos, con Renato en la mediapunta. Donde no hay relevos posibles es en la defensa. Con Squillaci, Sergio Sánchez, Escudé y Adriano fuera de combate, no le queda otra al técnico que tirar de Cala o reconvertir a alguno de sus jugadores.
Pero para todo tipo de probaturas parece ser buen rival el Rangers. Tan cierto es que sus debacles han sido en Glasgow y que fuera de Escocia ha logrado sus dos únicos empates como que llegan a la capital hispalense poco menos que de vacaciones y en plena crisis. Eso y que el Sevilla es tremendamente superior.
