El Sevilla tiene esta noche una cita con la historia. Sólo en una ocasión a lo largo de sus más de cien años de existencia ha conseguido superar los octavos de final de la máxima competición continental a nivel de clubes. Fue en la temporada 1957/58, bajo en nombre de Copa de Europa.
Por aquel entonces, el equipo de Satur Grech dejó en la cuneta a Benfica y Aarhus, cayendo luego a manos del Real Madrid, a la postre campeón. Era el Sevilla de los Busto, Antoniet, Arza, Ruiz Sosa, Valero, Pepín, Campanal, Pahuet, Romero, Pepillo y otros tantos ilustres. Ellos dejaron el listón muy alto en esta competición y ahora el Sevilla de Manolo Jiménez, Luis Fabiano, Kanouté, Palop, Jesús Navas y compañía tiene ante sí la posibilidad de reeditar aquel éxito, inalcanzable durante más de medio siglo.
Para ello debe tumbar al CSKA de Moscú, un clásico del fútbol ruso -hoy disputa su partido número 50 en la máxima competición- dispuesto a dar lustre a su palmarés. No en vano, puede clasificarse para cuartos por primera vez en su historia. Toda una motivación para un plantel en el que jugadores como Krasic, Akinfeev, Honda, Vasili Berezutski, Ignashevich, Mark González o Dzagoev -la perla del fútbol ruso sí estará en este partido de vuelta- pretenden reinvindicar su talento ante el fútbol europeo. Ya lo demostraron en el estadio Luzhniki y ahora intentarán hacerlo para intentar superar el marcador de 1-1 con el que se presenta esta noche en el Sánchez Pizjuán.
El Sevilla sólo ha empatado en una ocasión un encuentro de ida jugado fuera de casa en competición continental. Fue ante el Schalke 04, en semifinales de la Copa de la UEFA de la temporada 2005/06. Aquel día obtuvo un empate a cero en tierras alemanas que, luego, le permitiría hacer valer aquel histórico gol de Antonio Puerta en la prórroga del partido de vuelta.
UN DÍA PARA SACARSE LA ESPINA CLAVADA. Pero también viene a la mente de todos la última eliminatoria de Champions (octavos de final) disputada por el Sevilla. Fue ante el Fenerbahçe, hace dos temporadas. Entonces, los nervionenses, ya con Jiménez en el banquillo, cayeron en la tanda de penaltis frente al conjunto turco tras finalizar los dos partidos con el resultado de 3-2. Toda una espina clavada que hoy puede sacarse.
Para el Sevilla, lograr el pase a cuartos de final de la Liga de Campeones no es sólo un reto histórico, que ya de por sí es importante; también es una cuestión de orgullo. Orgullo porque, pese a clasificarse para la finalísima de la Copa del Rey y estar actualmente inmerso en la lucha los cuatro primeros puestos del campeonato no acaba de tener el reconocimiento que técnico y jugadores desearían. Pasar supondría cumplir el deseo del presidente de la entidad, José María del Nido, y, al mismo tiempo, todo un espaldarazo para Jiménez, que tiene en su mano la posibilidad de firmar un campañón... o de ver cómo se desperdicia lo hecho hasta ahora si las cosas no salen bien a la hora de la verdad.
A MORIR EN EL CAMPO. Hoy, hay que morir en el campo. Así se lo exigió el técnico a sus futbolistas nada más terminar el partido del pasado sábado, cuarto consecutivo (1-1 ante el CSKA, 0-0 ante el Athletic, 3-2 ante el Real Madrid y 1-1 ante el Dépor) sin conocer la victoria. Nunca en lo que va de temporada llegó a estar tantos sin ganar, aunque el empate en tierras moscovitas puede considerarse positivo.
Jiménez no dará a conocer la lista de convocados hasta hoy mismo. Quiere máxima tensión en sus hombres antes de perfilar una alineación con incógnitas en todas sus líneas. Squillaci y Drago pueden volver al eje de la zaga con permiso de Fazio, opción éste también para el doble pivote. Todo dependerá de si el técnico decide alinear a dos delanteros natos o, por el contrario, sitúa a Renato o a un jugador habilidoso como Perotti detrás de Luis Fabiano, indiscutible. Hoy, los futbolistas del Sevilla están llamados a dar lo mejor de sí. No se puede fallar teniendo el pase a mano.
