Si los sevillistas pueden tachar, en lo deportivo, como desagradable una ciudad de las que representan a los equipos de Primera esa es, sin duda, Pamplona. En el estadio de Osasuna no gana el Sevilla desde hace 16 años. Es el estadio que más se le resiste a los nervionenses.
Ni el Santiago Bernabéu, del que salió victorioso la Liga pasada, ni el Camp Nou ni Mestalla ni ningún otro estadio de los actuales equipos de Primera le resulta al Sevilla tan complicado como el Reyno de Navarra, antiguo Sadar. El equipo hispalense no logra el triunfo en Pamplona en la máxima categoría desde hace 16 años (9 de mayo de 1993). Eso se traduce exactamente en los últimos nueve desplazamientos ligueros en la máxima categoría y otros dos en Segunda. De hecho, desde aquel mes de mayo, los sevillistas tan sólo han podido arrancar cuatro empates, incluido el encuentro de la pasada campaña, que acabó con 0-0 en el marcador. En otros ocho partidos (incluidos los disputados en las temporadas 1997-98 y 1998-99, en los que ambos equipos militaban en Segunda) los locales salieron victoriosos. Por si fuera poco, a estos datos hay que sumar otras cuatro derrotas, tres en Copa del Rey y una en la semifinal de la Copa de la UEFA de 2007.
En total, pues, son 15 partidos consecutivos los que acumula el Sevilla sin ganar a Osasuna en su propio estadio, prueba de que Pamplona no se le da nada bien a los sevillistas.
La última victoria de los blanquirrojos data de 1993. La victoria llegó con un gol de Rafa Paz en un equipo en el que aún jugaba –los 90 minutos de aquel encuentro– Manolo Jiménez.
Precisamente, el técnico de Arahal, si bien no conoce la victoria como entrenador en el actual Reyno de Navarra, tampoco sabe lo que es perder, pues en las dos últimas visitas sevillistas, con el de Arahal en el banquillo, el resultado final ha sido de empate: 0-0 y 1-1. En la campaña 2006/07 el duelo también terminó 0-0.
