Desde la marcha de Manolo Jiménez el Sevilla ha mejorado poco en el juego, poco en la creación de fútbol, en la circulación del balón. Ha mejorado algo, pero no lo suficiente. Eso no es lo que ha cambiado en el Sevilla en el último mes. Sí que ha cambiado el ambiente en el vestuario, porque los jugadores, exagerados en su adulación al nuevo técnico y en la crítica al anterior, es cierto que apoyan a Álvarez más que a Jiménez. Pero sobre todo han cambiado los resultados. Tras la penosa imagen de Villarreal, el conjunto blanquirrojo la mejoró ante el Tenerife y en la última media hora ante el Málaga, una mejoría refrendada con dos victorias que han relanzado al equipo en la lucha por un puesto en la próxima Liga de Campeones.
Ese efecto es el que se pone a prueba hoy en Valladolid ante un equipo casi desahuciado. Por encima de todo el conjunto nervionense necesita ganar, y ni ante el Tenerife, ni ante el Málaga, ni ante el Valladolid es necesario desarrollar un fútbol primoroso para hacerlo. Hace falta llevar al terreno de juego la evidente superioridad de la plantilla hispalense con valentía. Con eso puede y debe bastar incluso esta noche, y si se acompaña de un mejor juego, si poco a poco se refleja en el terreno de juego la teoría coherente que ha pregonado Álvarez, mucho mejor, porque la inercia irá perdiendo influencia en el discurrir del Sevilla en favor de su propia filosofía.
Uno de los hechos que han ayudado a que se haya asentado el equipo tras el cambio es la normalidad y continuidad que está dando el técnico al equipo. Ayudado por las lesiones, ha mantenido su esquema de juego claro, el del 4-4-2, y prácticamente también ha mantenido un equipo base que ha ido variando en función de las variaciones obligadas. Claro que en estos dos encuentros ha tenido una semana libre para trabajar con su plantilla y que el cansancio no se acumulaba. Por eso, ahora que llegan tres partidos en una semana, está por ver si opta por alguna rotación o sigue manteniendo a los mismos futbolistas.
SIN ESCUDÉ. En este caso, el cambio obligado de nuevo viene de la defensa. Escudé será sancionado esta misma tarde por el Comité de Competición y su ausencia en Pucela será cubierta o bien por Squillaci, que ya había sido incluido en la lista en Málaga, o bien por el canterano Cala, cuya actuación en la Costa del sol en un puesto que no es el suyo –lateral– le ha hecho ganar muchos enteros y mucha confianza.
Además, aunque Stankevicius sigue de baja, el problema del lateral derecho queda resuelto con el regreso de Adriano o incluso con la continuidad de Cala, si ofrece las mismas prestaciones que en La Rosaleda.
Otro de los puestos en los que cabría esperar algún cambio es en alguno de los dos del centro del campo. Lolo y Renato han actuado en los dos últimos partidos y el brasileño incluso se tuvo que retirar con fatiga el pasado sábado. Es posible que Romaric vuelva al equipo, aunque también ha vuelto a la lista –“pero no al cien por cien”, según el técnico– Duscher. No así Zokora, que pese a que ya se entrena con el grupo no viajó. Por último, en la delantera Negredo también podría gozar de alguna oportunidad dando descanso a Kanouté o a Luis Fabiano. Más probable el primero que el segundo caso.
En cuanto al Valladolid, en Tenerife se pudo comprobar que Javier Clemente ha dotado al equipo de más seguridad defensiva, aunque en ataque las limitaciones siguen siendo evidentes. Se encuentra a seis puntos de la salvación y sus opciones pasan por ganar hoy al Sevilla.
